En reciente publicación nos referimos a la crisis institucional que vive el país desde que las vacancias, revocatorias y destituciones se volvieron moneda corriente y dejaron de ser recursos de situaciones límite.
Nadie ha sido tan determinante en este proceso de banalización institucional como los caviares y su odio convertido en argucias legales.
Por ejemplo, es notable con que facilidad se habla hoy de la posibilidad de la vacancia presidencial. Hasta la crisis en que nos metieron los odiadores caviares en tiempos de PPK, habíamos tenido tres vacancias en 179 años de vida republicana. La vulgar trocatinta en que se volvió nuestra vida política en los últimos años ha bastardizado recurso legales antes conservados para situaciones extremas convirtiéndolos en vanos trámites. Esta crisis de la que aún no salimos ha instalado en el imaginario popular la idea de que la presidencia de la Republica y otras instituciones tutelares son desechables.
Esta tendencia también ha deteriorado la vida política municipal. Grupos vecinales tomados por liderazgos no siempre de interés vecinal, sino más bien político, trabajan no para impulsar el bienestar vecinal sino intereses particulares. Lamentable es el uso que, en este sentido agentes, muchas veces asalariados con ejércitos de troles, hacen de las redes sociales.
Loa actuales alcaldes acaban de cumplir el primer año de sus respectivos períodos. Sin embargo, ya hace varios meses que como buitres hay diversos colectivos en su gran mayoría caviares que ya vienen especulando con posibles revocatorias. Los argumentos suelen ser los temas siempre subjetivos del imaginario progre.
En este empeño vale todo, el uso de la baja política, las grabaciones de audios ilegales, la grabación de videos para alentar el morbo de una masa ávida de sangre, el uso de figuras de la farándula debidamente aceitadas y todas las artes de la guerra sucia, lo que conlleva una serie de consecuencias negativas tanto para la sociedad como para el sistema político en sí mismo.
Muchas veces estas campañas responden a la ambición de regidores que ocupando el número uno de la lista ven en la desestabilización de los alcaldes su oportunidad para ocupar un cargo para el que no fueron elegidos. No hay que dejarse llevar por el carrusel de la baja política en que nos han metido los caviares odiadores. Hay que respetar y hacer respetar la ley.
En este momento se han desatado varias campañas para tumbarse a varios alcaldes. Conviene ser claros. Analizar qué hay detrás de estas campañas, a quién benefician, qué métodos usan. Es fácil ver como aparecen ciertos personajillos faranduleros, que, como el mono, bailan por la plata. Como se recurre al fácil y bajo expediente de grabar ilegalmente audios y videos para sacándolos de contexto desacreditar a las personas.
Hay que considerar que cuando la política se ve dominada por la guerra sucia, puede ser más difícil para los líderes elegidos colaborar y tomar decisiones eficaces para abordar los desafíos que enfrenta una sociedad. La confrontación constante puede obstaculizar la capacidad de gobierno y conducir a un estancamiento político. ¿Eso queremos?