Por: Luciano Revoredo
La lobista Karelim López ha optado por decir todo lo que sabe y así aminorar sus condenas. Lo cierto es que ha revelado la verdadera entraña del corrupto gobierno comunista que se ha encaramado en el poder en el Perú.
Millonarias obras entregadas a empresas vinculadas al gobierno que no acreditan ninguna experiencia. Pagos por los puestos públicos. Entrega de todo tipo de prebendas a los allegados de Castillo. La creación de una mafia que digita todo desde el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Todo tipo de negociados, desde vulgares sobornos hasta licitaciones amañadas, serían solo la punta del iceberg inmenso de latrocinio y rapiña instalado en el gobierno del Perú.
Se ha comprobado así que detrás del intento de mostrar a Castillo como el humilde profesor rural que accedía al poder llevado por una masa ilusionada, solo había una estrategia para encubrir la corrupción más abyecta y el afán de perennizarse en el poder arrebatando al país la democracia y la libertad. A esto hay que sumar sus vínculos con el castrochavismo, el Foro de Sao Paulo y Sendero Luminoso.
Felizmente existe una tendencia en la corrupción vinculada a la política y el poder que lleva a los corruptos a sentirse intocables, es entonces cuando empiezan los errores que los conducen a su caída irremediable. En el caso de Castillo y la banda de impresentables que lo rodean ha sido muy rápido debido a que su corrupción es proporcional a su incapacidad.
Hoy ante el panorama de evidencias y casos incontrastables de corrupción que se han revelado, conociendo el modo de actuar de Castillo y las estrategias que suele aplicar el gobierno siguiendo los dictados de sus asesores del Foro de Sao Paulo, veremos en primer lugar un proceso de victimización. Se hablará de la derecha golpista, del gobierno del pueblo y demás majaderías con las que suele salir Castillo cada vez que se pone en evidencia la supina ignorancia que lo aqueja, su insolvencia o su corrupción. En segundo lugar, cuando la victimización sea insuficiente recurrirán a la violencia. A la toma de calles, a las marchas contra el congreso y el ataque a la oposición. Para eso cuentan con recursos y con la asesoría de agentes de inteligencia cubanos y venezolanos.
En esa situación corresponderá responder con altura y civismo. Los sectores democráticos y patriotas ya han demostrado que pueden también salir a las calles, la oposición ha de articular mecanismos de unidad en esta hora crucial. Ha llegado el momento de liberar al Perú del castrochavismo corrupto y sus aliados neosenderistas. Esto pasa por la inmediata vacancia de Castillo y Boluarte y la también inmediata convocatoria a elecciones generales.
El Congreso de la República y las Fuerzas Armadas deberán estar a la altura de las necesidades de la hora actual y mientras el primero declara la vacancia las segundas deberán garantizar el cumplimiento del mandato constitucional.
