Hace unos meses recibí la invitación para asistir a la Feria del Libro de Huancayo y dictar una conferencia el tema propuesto por la organización fue “La batalla cultural”. Luego de varios intercambios de mensajes acordamos que la conferencia se titularía: “La agenda 2030, el nuevo orden mundial y la batalla cultural”. Conforme se acercaba la fecha del viaje fui preparando un esquema para mi presentación, lo cierto es que este trabajo lo hice sin tener mayores referencias sobre la magnitud del evento al cual asistiría.
Finalmente llegó la fecha convenida y al descender del avión en Jauja conocí a mi anfitrión y organizador de la feria: Willy Mateo Cisneros, un personaje extraordinario que viene organizando esta feria hace catorce años. En el mismo vuelo que yo, venía nada menos que Gustavo Rodríguez, el recientemente galardonado con el Premio Alfaguara por su novela “Cien cuyes”.
El camino a Huancayo en el coche de Willy fue una tertulia notable. Ahí, mientras nos contaba una tras otra las más variadas anécdotas, me iba enterando que, por esta feria, que no estaba en mis radares, habían pasado grandes figuras de la literatura. Desde Mario Vargas Llosa o Edgardo Rivera Martínez, hasta Mario Bellatín o el propio ganador del Alfaguara Gustavo Rodríguez que nos acompañaba ahora mismo rumbo a Huancayo.
Tengo con Huancayo una entrañable relación desde niño y una cierta ansiedad me sobrecogía conforme nos acercábamos y en el camino iba reconociendo esos viejos caminos y pasábamos Ocopa, Concepción, Ingenio, tantos recuerdos de tantas aventuras de aquella ya lejana juventud, mientras Willy Mateo Cisneros, que ha logrado mantener una feria de la magnitud que ya me podía imaginar, insistía en que él no es un personaje de la cultura sino un empresario a veces incomprendido.
Huancayo nos recibió como siempre, febril, inquieto y bullidor. La calle Real desbordaba de gente. Un calientito de pisco con naranja fue la receta perfecta para recomponer el cuerpo. La Plaza Constitución como siempre era una fiesta. Mientras la Plaza Huamanmarca estaba tomada por una enorme estructura que era la Feria del Libro de Huancayo.
Debo manifestar que mi sorpresa fue grande. La feria tenía más de cien expositores. Estaban las principales librerías, universidades y editoriales. El público llegaba masivamente a toda hora. Cientos de jóvenes, familias enteras, niños… cada cual tras los libros de su interés. Y como en toda feria un programa cultural intenso. Conferencias, conciertos y presentaciones de libros a toda hora.
Esa noche asistí a la presentación del galardonado “Cien cuyes” de Gustavo Rodríguez. Luego de la presentación gran cantidad de gente se acercó al autor por un autógrafo, me incluyo entre ellos. Luego llegó Pedro Cateriano que haría una conferencia sobre Mario Vargas Llosa, pero que dedicó gran parte de su tiempo a un discurso político despotricando, como es su costumbre del fujimorismo y el aprismo, llevando agua para su molino.
Mi conferencia fue un momento inolvidable con un público ávido de información. Luego de terminada la exposición nos quedamos en informal charla con un interesante grupo de asistentes, todos ellos muy interesados.
Sin duda la Feria del Libro de Huancayo es una institución cultural sólida que merece todo el apoyo que le permita crecer y permanecer en el tiempo.
