Este gobierno está batiendo todos los récords en cuanto a escándalos, pues, tras cuernos, palos y, tras palos, ahora relojes. No puede pasar una sola semana sin que el ejecutivo vuelva a estar en el ojo de la tormenta, los asesores de la Presidenta tienen un talento único para desprestigiarla. Dina Boluarte pudo haber pasado a la historia como una verdadera estadista, como un paladín de la democracia si al asumir la transición constitucional hace un año y tres meses, convocaba inmediatamente a nuevas elecciones presidenciales y congresales. Como en su momento (en un contexto de igual o quizá mayor incertidumbre política), lo hizo el recordado Valentín Paniagua quien puso por delante al país despojándose de apetitos vanos, prefiriendo la gloria, la trascendencia, la eternidad del nombre.
Pero, en cambio, con Dina Boluarte la angurria de poder pudo más, quería probar la miel, las gollerías, los Rolex, y está condenada a ser una sátrapa, la vergüenza de la gente que la rodea y de toda una nación que no votó por ella ni la eligió y que por azares y torpezas de su antecesor se unció el cargo de gobernante, un remedo de gobernante. Boluarte acabará en la larga lista de los expresidentes procesados por corrupción, sentenciados y/o presos como Humala, Fujimori, Toledo, García, PPK, Vizcarra. Boluarte mintió, miente y mentirá como el resto.
Los relojes Rolex no eran de antaño como dijo en un principio intentando sortear los cuestionamientos, sino, según los expertos en el rubro son de edición y fabricación reciente. Los relojes Rolex no son de un amor furtivo e incógnito que quiere hacer méritos y que, dicho sea de paso, ¿qué persona en la faz de la tierra quisiera involucrarse con alguien que luego de su gestión podría terminar presa y de refilón también perjudicarse? Es evidente que nadie. Los relojes Rolex no han sido declarados en el marco obligatorio de la Ley N° 27482 «Ley que regula la publicación de la Declaración Jurada de Ingresos y de Bienes y Rentas de los funcionarios y servidores públicos del Estado» en donde se señala que al inicio, en el ejercicio periódico y al término de la función pública, se debe declarar bajo responsabilidad el patrimonio personal cosa que la presidente luego de asumir su actual cargo no lo ha hecho en ningún momento y hasta ahora duerme el sueño de los justos.
Esto no es un tema anecdótico o de menor cuantía para pasarlo por agua tibia como dio a entender el nuevo premier Adrianzén, toda vez que si la fiscalía empieza a jalar el hilo de la madeja podría encontrarse con muchas otras sorpresas, así comienzan las prebendas y el direccionamiento de millonarias licitaciones en obras, construcciones, infraestructura, etc. Así es como al Perú, el gobierno Boluarte lo pone en oferta. Esperemos que la fiscalía con los pocos buenos fiscales que de seguro quedan hagan su labor de investigación. En definitiva, basta, por Dios, alguien tiene que hacer algo por los peruanos.