Hace 10 días en la ciudad de Ayacucho, la Presidenta Dina Boluarte lanzaba caramelos a diestra y siniestra, como se lanzaron los perdigones y las balas en esa misma ciudad en diciembre del 2022 con 10 fallecidos y 60 heridos a cuestas.
Con una desaprobación a su gobierno de más del 80% de la población nacional y peor aún con la advertencia de los servicios de inteligencia y la comandancia general de la PNP de evitar ir al sur del país, su visita a todas luces fue una provocación innecesaria.
Lo mejor que puede hacer la Presidenta por y para su gobierno es tratar de pasar lo más desapercibida posible, con la menor exposición en prensa y ciudadana, quedarse debajo de la cama de palacio hasta convocar las elecciones el próximo año para que un nuevo mandatario de gobierno juramente en Julio del 2026.
Boluarte sabe que nadie espera nada de su gobierno, que nadie la quiere, que no ha sabido aprovechar la oportunidad áurea e histórica de ser la primera mujer Presidenta del Perú.
Entonces, ¿por qué el afán? Lo que ha empezado a hacer ruido después de estos hechos ocurridos es que por increíble que parezca alguien estaría sacando provecho, ya que, a los días, se desarmó a todo el alto mando policial con Jorge Angulo a la cabeza quien calificó su cese de irregular e ilegal, además de señalar que: “…resulta preocupante para los miembros de nuestra institución que, hace varias semanas y desde la jefatura del sector Interior que debe velar por la institucionalidad de la Policía, se haya impulsado nuestra salida valiéndose de argumentos fútiles que generaron inestabilidad en la conducción adecuada de nuestra institución”.
Es decir, Angulo evidenció que ya venían desestabilizando su gestión y este caos no sería más que la tormenta perfecta en un contexto en donde se estarían determinando los nuevos ascensos y, sin embargo, ha mantenido en el cargo al Ministro del Interior Víctor Torres dejándole la cancha libre en los procesos de nombramientos de la institución policial, ¿casualidad o causalidad? Por otro lado, lo que también ha llamado la atención es que ahí nomás se ha entregado el sobrino del Ex Presidente Castillo y que ante el fracaso de no haberlo podido capturar por casi dos años, sin ningún empacho, igual el Ministro Torres, el nuevo comandante general Zanabria y el ejecutivo lo han celebrado como un logro en la prensa nacional.
Es evidente que el sobrino ha tenido el tiempo del mundo para negociar tranquilo y que lo que pueda decir o no, solo será a conveniencia de las partes involucradas en el gobierno de Dina Boluarte (incluyéndola). ¿Lo mismo estará ocurriendo con Cerrón? Recordemos que siempre fueron y serán parte de un proyecto político que logró llegar al sillón presidencial y en donde por evidentes razones se conocen muy bien, secretos y de qué pie cojean.
En definitiva, hay algo más allá que de seguro está fuera del campo visual ciudadano. Lo que sí ha quedado en claro es que esa jalada de mechas ha sido aprovechada al máximo y se trae una larga cola entre manos.