La pesca y acuicultura para consumo humano tienen un enorme potencial en el Perú, sin embargo, la falta de políticas públicas promotoras tiene al sector muy por debajo del lugar al que podríamos aspirar por tener el mar más rico del mundo. Este rubro podría ser el segundo renglón económico generador de divisas, luego de la minería, si se dieran las condiciones para su desenvolvimiento y se dejara de hostilizar a los actores de la actividad: pescadores y procesadores.
En 2023, la pesca y acuicultura para consumo humano (CHD) ya superaron a las tradicionales harina y aceite de pescado (CHI) en exportaciones (59.5% versus 40.5%) y en su contribución al PBI pesquero (75.1% frente al 24.9%). Hay que tomar en cuenta que estos resultados se obtienen, a pesar que los desembarques para CHD en 2023 fueron solo el 44% frente al 56% de los destinados al CHI. El Estado peruano haría bien en dejar de mirar despectivamente a la actividad para consumo humano y dotarla de la competitividad que la convertiría en uno de los mayores motores del empleo descentralizado, la generación de riqueza, así como el pilar en la lucha contra la anemia y desnutrición.
En la larga lista de pendientes se encuentra la formalización de la pesca artesanal y el cierre definitivo de permisos que impida la construcción en astilleros ilegales y una mayor presión sobre los recursos. Para fortalecer la actividad artesanal deberán adecuarse los desembarcaderos a fin de dar valor agregado a los recursos y dejar de ser simples parqueaderos. Además, para garantizar una pesca sostenible se necesita dotar al IMARPE de los recursos materiales y económicos suficientes para cumplir su misión.
Es menester que nuestro país haga respetar su soberanía marítima y restrinja el uso de sus puertos solo a aquellas naves pesqueras que dispongan de un dispositivo satelital como el que se exige a las naves peruanas a fin de combatir la pesca ilegal de nuestras riquezas pesqueras como la pota. No menos importante es tener una activa y especializada participación en los organismos internacionales como CIAT, OROP-PS, CCMALR, FAO, CITES, COFI, etc. Esto deberá ir aparejado de un Estado que acompañe a su sector productivo para conquistar nuevos mercados y evitar abusos de algunas potencias.
Las entidades estatales deberán dejar de ser perseguidores de pescadores, procesadores y emprendedores. Tiene que desterrarse el afán por acumular sanciones, multas, decomisos y denuncias contra los legales y la nula intervención ante los ilegales que pescan y fabrican sin permisos ni licencias, lo hacen a vista y paciencia de autoridades nacionales, regionales y judiciales. Debe darse seguridad jurídica, apoyo a la innovación y cerrar la brecha en infraestructura en muelles y cadena de frío. Un moderno Estado del siglo XXI.
No es exagerado pronosticar que cumpliendo estas premisas, en 5 años podríamos crear 100 mil nuevos puestos de trabajo, duplicar nuestras exportaciones pesqueras y bajar en 50% la desnutrición y anemia infantil. ¡Hagámoslo por el Perú!
(*) Expresidente del Perú