Por: María Villa Robles
El dengue es una enfermedad endémica que hace 34 años representa un desafío significativo para la salud pública en el Perú. La presencia extendida del vector Aedes aegypti, responsable de transmitir el virus del dengue, se ha arraigado en múltiples regiones, mostrando su capacidad para adaptarse a diversos climas y hábitats. Esta realidad, exacerbada por la falta de atención adecuada, refleja las debilidades de nuestro sistema de salud en la gestión de esta enfermedad.
Según los datos proporcionados por la DIGESA – MINSA, hasta marzo de 2024, el Aedes aegypti está presente en la mayoría de nuestro territorio. Además, los casos de dengue han experimentado un alarmante aumento del 221% en comparación con el año anterior, con un total de 61,736 casos y 70 fallecimientos registrados. Estas cifras son un recordatorio doloroso de la urgencia de abordar eficazmente esta enfermedad.
La estrategia actual de gestión integrada del dengue (EGI-DENGUE) abarca diversas áreas, desde la vigilancia entomológica hasta la atención al paciente. Sin embargo, enfrentamos serias limitaciones en la implementación de estas estrategias, debido a la falta de recursos humanos especializados, infraestructura deficiente y equipamiento obsoleto en nuestros servicios de salud. Este panorama refleja la desatención de la enfermedad como prioridad sanitaria y la insuficiente inversión en personal calificado y equipamiento necesario.
Aquí es donde la participación de los profesionales biólogos es crucial como pieza fundamental en la lucha contra el dengue. Su conocimiento especializado es esencial para desarrollar e implementar estrategias de control efectivas, desde la vigilancia entomológica hasta la investigación de nuevos hábitats de adaptación del mosquito. Los biólogos pueden liderar acciones para identificar y controlar los criaderos del Aedes aegypti, diseñar estrategias adaptadas a la realidad local y realizar investigaciones sobre la eficacia y resistencia a los plaguicidas.
La participación activa de los biólogos no solo es necesaria, también es urgente. Su contribución puede marcar la diferencia entre una gestión reactiva y una proactiva, entre el control efectivo del vector y la perpetuación de la enfermedad. Es imperativo que se les brinde un rol destacado en los equipos de vigilancia y control de vectores, laboratorios y vigilancia epidemiológica.
Sin embargo, el Ministerio de Salud también enfrenta críticas por su respuesta al dengue. La lenta búsqueda de nuevas fórmulas químicas para el control vectorial y la distribución inadecuada de recursos financieros son solo algunas de las deficiencias evidentes. Es esencial que se priorice la contratación de profesionales biólogos para el trabajo de campo y laboratorio, así como para realizar pruebas biológicas en campo y ensayos de insecticidas.
En resumen, el dengue continúa representando un desafío significativo para la salud pública en Perú, y la respuesta actual presenta serias deficiencias. Es hora de reconocer el papel crucial de los biólogos en esta lucha y garantizar su participación activa y efectiva en todos los niveles de la estrategia de control del dengue. Solo a través de una colaboración coordinada y una inversión adecuada podremos avanzar hacia un futuro donde el dengue sea una amenaza controlada, no una crisis constante.
(*) Decana nacional del Colegio de Biólogos del Perú
