Por: Martín Valdivia Rodríguez / La reducción de 50 céntimos del costo del peaje que cobra la concesionaria Lamsac a los autos que utilizan la Línea Amarilla, resulta insuficiente, más aún cuando aplicó una tarifa de 5,70 soles sin autorización de Lima Metropolitana, zurrándose en las autoridades locales y en los transportistas que tienen que pagar los caprichos de dicha empresa.
¿Alguien puede explicarnos qué se hará con el dinero recaudado de 5,70 que aplicó Lamsac unilateralmente desde el pasado 14 de octubre de 2018? ¿Dónde fueron a parar esos “ingresos adicionales” que generó el alza de los peajes? Sí, claro, se ha reducido la tarifa en 50 céntimos, pero ¿se le pedirá a esta empresa que devuelva toda la recaudación “extra” que generó su alza? Ese es un tema que la justicia tendrá que resolver a la brevedad posible.
Los peajes si bien cumplen un rol importante en el mantenimiento de las carreteras a nivel nacional, han proyectado una imagen de angurrientas y desatinadas. Muchos choferes, tanto transportistas como ciudadanos particulares, se quejan por los altos precios de dichos peajes y consideran que el precio que se paga no va acorde con la calidad de las vías en concesionadas.
Según la Unión Nacional de Transportistas (UNT), en nuestro país hay 150 mil camioneros con vehículos de carga pesada. Para el uso de la carretera central, pagan una media de 8,000 soles al año. Esto supone el 12% de las ganancias de un transportista. Esos mismos transportistas afirman que en el Perú existe una cantidad inusitada de peajes, que sólo tienen un afán de lucro desmedido y que no solucionan para nada el problema de la transitabilidad en el país.
Lo de Lamsac puede servir de ejemplo para las demás vías concesionadas y se reduzca de manera drástica y justificada el precio a pagar. Según la Municipalidad de Lima, los peajes deberían costar no más de 4,70. Aun así, las empresas concesionarias ya están ganando. Habría que ver quién le pone el cascabel al gato pues el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, dijo el año pasado que no quería ningún peaje manchado por la corrupción. “Esto lo tenemos muy claro y estamos en ese proceso. Los contratos de la corrupción no van. Los peajes de la corrupción no van”, dijo en su momento.
Sea como fuese, este es un buen comienzo para revisar estos contratos y empezar a poner las cosas en orden, sin miedo y con la mano firme. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.