Por: Martín Valdivia Rodríguez / De dónde “pecatamía”…

por | Feb 18, 2020 | Opinión

Por: Martín Valdivia Rodríguez / Sólo ayer escribíamos sobre la hipótesis que tanto Ollanta Humala como Nadine Heredia se habrían coludido con los mafiosos integrantes del “Club de la Construcción” para obtener dinero a través de licitaciones amañadas en perjuicio del Estado. Hoy, el fiscal del equipo especial Lava Jato, Germán Juárez Atoche, sustentó el informe pericial que consigna un desbalance patrimonial de S/1′231.195,08 detectado a la ex primera dama entre los años 2005 y 2016.

En efecto, la señora Heredia no ha sabido explicar de dónde sale esa cantidad de dinero si ella en ningún momento ejerció otro trabajo que el de acompañar a su marido, supuestamente, sin cobrar un sol al Estado. Según se sabe, ella era una oscura comunicadora que nunca ejerció como tal. Estudiante de la Universidad de Lima, Heredia se casó con Humala sin ostentar riquezas ni poseer mayores patrimonios.

El sueldo de un oficial del Ejército sólo justificaba vivir como cualquier familia militar, sin lujos ni ostentaciones, sólo con lo que el joven Ollanta podía conseguir con su trabajo. Con los años y ya como dirigente del Partido Nacionalista, la señora Heredia consiguió de pronto escalar posiciones sociales y hasta convertirse en un “celebrity” de páginas sociales de la alta sociedad limeña.

Se recuerda que gastó 38.000 dólares entre febrero de 2013 y agosto de 2014 en objetos de lujo –carteras y vestidos comprados en Nueva York, joyas y un encaje comprados en Florencia– sin ningún rubor en la cara. Es conocida la historia que ella compró 1.800 dólares en joyas H. Stern en Brasil, en abril de 2013, cuando viajó acompañada por dos asesoras y un reportero de la televisión estatal, cuyos viajes de más de 5.000 dólares pagó el Estado.

Hoy ella enfrenta una solicitud de 26 años y 6 meses de prisión y 20 años para su marido. A ambos se les acusa de haber recibido dinero ilícito de la constructora brasileña Odebrecht y de Venezuela para las campañas electorales del 2006 y 2011, respectivamente. Es decir, la danza de dólares fue el común denominador de esta pareja que, con el correr de los años se hizo millonaria sin haber justificado un solo sol de esa inusitada riqueza.

La angurria de la ex primera dama no conoció límites, pese a su cacareada voluntad de “luchar contra los corruptos” que pregonó junto a su marido en sus dos campañas electorales. La justicia tarda pero llega. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.


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