Por: Martín Valdivia Rodriguez / Hoy los peruanos volvemos a las urnas en unas elecciones que no estaban programadas en el calendario democrático del Perú y que surgieron de las enemistades y continuas peleas entre el presidente Martín Vizcarra y el Congreso de la República. Un pleito de larga data que nos trajo este “parche” electoral que hoy muchos peruanos no saben ni cómo afrontar. Una votación tiznada de más dudas que realidades frente a una oferta de candidatos salidos de algún lugar del olvido.
El gran problema en estas elecciones, es el poco tiempo que tendrán los representantes del Congreso para hacer algo distinto que sus pares “disueltos”. Nada hace presagiar que estos nuevos parlamentarios sean mejores que ellos. Para empezar, muchos de los expectorados por Vizcarra quieren repetir el plato y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) lo ha permitido. Ahí están Mauricio Mulder, Janet Sánchez, Alberto de Belaúnde, Juan Sheput, Yeni Vilcatoma, entre otros.
Por otro lado, los nuevos son –en su gran mayoría – jovenzuelos aventureros que ven en estas elecciones un peldaño más para agilizar sus carreras políticas. Ellos no tienen nada que perder y sí mucho que ganar. La realidad es que los ciudadanos que sí pueden aportar al país con sus conocimientos e intelecto, se están guardando para las elecciones verdaderas, sí, las del 2021, aquella que elegirá al Congreso de cinco años y no este “parche” que no estaba escrito en las perspectivas electorales del Perú.
Sea como fuere, ya estamos sobre el caballo y, como buenos demócratas, tendremos que jugar las cartas que tenemos sobre la mesa. Por ello, un voto consciente, muy meditado, será la única garantía de tener – al menos – un congreso más sólido en el año y medio que estarán al frente del legislativo.
Está en nuestras manos hacer que este tránsito hacia las elecciones del 2021 sea digerible y sensata, sin tener que corrernos el riesgo de contar con un Congreso impresentable. Si queremos pensar en algo más optimista, tomemos estas elecciones como una suerte de tubo de ensayo para lo que vendrá después. Escarbando bien, tal vez, podamos encontrar a algún candidato digno de nuestro voto. Hagamos, pues, nuestra tarea. Estamos aquí sin que lo hayamos pedido. Y, si estamos aquí, al menos, hagámoslo bien. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.