Hace unos días, el congresista y presidente efímero del Perú, Manuel Merino (AP), manifestó que fue la izquierda enquistada en el aparato público, la que se encargó de estigmatizarlo y organizar toda la trifulca que termino por sacarlo del cargo en menos de una semana. No le falta razón. Desde hace años, rojos y caviares de todo pelaje dominan los diferentes organismos del Estado, succionando el dinero de todos los peruanos a través de jugosas “consultorías” que no son otra cosa que favores que se pagan entre ellos para poder subsistir año tras año.
Están en el Ministerio de Educación, principalmente, pero también en el de Cultura, Salud y hasta del Interior. La mayoría de ellos son egresados de La Católica y San Marcos, con un discurso “progre” y “humanista”. Son diestros en crear ONGs con fondos europeos, contándoles el cuento que en el Perú la “lucha de clases” no ha terminado y que necesitan más fondos para librar la batalla del medio ambiente.
“Son justamente este grupo de intelectuales a los que se les bautizó como la “izquierda caviar”, simbolizando irónicamente a un grupo, que en nombre de la justicia social, se va encaramando en puestos claves de la administración pública, defendiendo fieramente los cargos que ostentan. Se trata de los niños bien, que se portan mal. Son sectarios, se creen dueños de la verdad absoluta, ya que el resto son brutos”, afirma en un artículo Carlos Arnillas Denegri.
Son también los mismos que premian a Mayra Couto por su absurda obra, dizque inclusiva, “Mi cuerpa, mis reglas”, los que intentan meter en la cabeza de nuestros hijos que uno no nace varón o mujer, sino que uno se “hace” varón o mujer según el rol de género al que han sido sometidos por la sociedad. Aquellos que ponen toda su energía para hacernos creer que el aborto y el matrimonio gay son de lo más normal del mundo y que si piensas lo contrario eres un subnormal y “homofóbico”.
Los caviares están en todos lados: ministerios, ONGs, gremios, universidades, colegios profesionales y medios de comunicación. Sin embargo, es en el gobierno de Martín Vizcarra y ahora en el de Sagasti, que han logrado notoria participación en el aparato público, controlando puestos claves donde se toman decisiones. Entonces, lo que dice Manuel Merino no parece arrancado de los cabellos. La zona de confort de los caviares se veía amenazada por el nuevo presidente e hicieron lo que saben hacer a la perfección: crear el caos y la división entre peruanos para perpetuarse en sus cargos. Así de sencillo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.