Por: Martín Valdivia Rodríguez / Quejarse de un sueldo que, confesión de parte, no es menos de 9 mil soles, nos parece un exceso en un país que, como el Perú, tiene un alto nivel de informalidad laboral (más del 60%) y no se caracteriza por ostentar un nivel salarial. Los ex congresistas deberían de tener mayor tino antes de lanzar semejantes quejas que, en vez de aportar a su imagen personal, lo único que hace es que la gente no los vea con buenos ojos.
Tal es el caso del ex parlamentario Mauricio Mulder, quien ayer manifestara que el dinero percibido como congresista “no le alcanza” para vivir medianamente bien. “Estoy viviendo de mis ahorros. He ahorrado muy poco lamentablemente porque no alcanza”, expresó el ex parlamentario sin que se ruborice. Tal vez sea cierto, pero son cosas que políticamente no conviene soltarlas al aire y menos cuando se está postulando a un cargo público tan sensible como el de congresista.
Y extraña que sea precisamente Mulder, viejo zorro de la política, el que haya expresado su queja (aunque dijo que no lo era) a pocas semanas de su postulación. Las redes sociales, como es obvio, lo “cosieron” de arriba abajo, sin contemplaciones como era de esperar.
Lo que Mulder no dice es que, aparte de los 15 mil 600 soles mensuales que perciben, también tienen derecho a un bono por escolaridad, dos gratificaciones en julio y diciembre, la compensación por tiempo de servicios (CTS) de entre 50 mil a 100 mil soles. Tampoco dice que se le entrega una tablet, seis celulares para su equipo, pasajes internacionales para comisiones de servicio, cuatro pasajes aéreos nacionales de ida y vuelta y viáticos en caso de viajes al exterior con cargo a rendición de cuentas.
A ello hay que agregarle que los parlamentarios peruanos también reciben una asignación por desempeño congresal de 7 mil 600 soles, y una bonificación por función de representación de 2 mil 800 soles. Es decir, no son solo 9 mil soles y punto. Decir que “no alcanza” creo, no es la mejor definición de lo que es cumplir con el encargo parlamentario.
Recordemos que Mulder no es el único en “quejarse” de sus “magros sueldos”. Allí están la tristemente célebre Yessenia Ponce y la no menos popular Leyla Chihuán, cuyas cuentas financieras fueron convertidas luego en frase popular para significar que uno estaba “chihuán” al quedarse sin dinero. Habría que decirle a los candidatos que mejor es quedarse calladitos respecto a este espinoso tema. El silencio puede ser mejor, en muchos casos, a la protesta, creemos, sin razón. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.