Ayer escribíamos acerca del cambio de 360 grados que debe tener este gobierno con respecto a su lucha contra el Covid-19. Amén de las vacunas, potenciar la atención primaria debe ser prioridad de este y el próximo gobierno, desterrando para siempre las desastrosas cuarentenas que poco o nada han ayudado para superar la enfermedad y, más bien, ha sumergido a nuestro país en la miseria y el hambre.
El gobierno debe ser sincero para explicarle a la población que no se podrá vacunar a todos en un corto tiempo. Frente a esta realidad y dada la coyuntura de emergencia nacional (falta de oxígeno, camas hospitalarias insuficientes, Unidades de Cuidados Intensivos colapsados), un cambio de timón en las medidas sanitarias es de suma urgencia si no queremos seguir enterrando cada día a más parientes, amigos y compañeros de trabajo.
Este cambio, sin duda, implica licenciar de una vez por todas a la ministra Pilar Mazzetti, a quien el Perú le agradece por su buena disposición de trabajo durante todos estos meses. La actual titular de Salud debe y tiene que dar un paso al costado para dar a luz a un nuevo equipo que oxigene ideas y ventile cansancios. La señora Mazzetti está visiblemente cansada y ello se desprende de sus propias declaraciones.
Ayer, antes de vacunarse al señor Sagasti, la doctora Mazzetti dijo: “La vacuna de emergencia para COVID-19 es la esperanza de tener mejores mecanismos de defensa ante esta enfermedad, pero tengamos presente que todavía no es la solución final” (sic). Entonces, vale la pena preguntarse, ¿cuál es la solución final?
Tras ello volvió a repetir lo que ya todos sabemos de memoria: “además de la inmunización, es necesario detener la transmisión del coronavirus a través de las medidas de protección ya conocidas, el lavado de manos, la distancia social, el uso de mascarilla, así como evitar salir de casa y en caso sea necesario, acudir a lugares amplios y ventilados”.
Volvemos a preguntar, ¿eso es todo? Claro que debemos de usar mascarillas, lavarnos las manos y distanciarnos socialmente, pero decir solo eso después de casi un año de pandemia es ridículo. Por ello decimos que la doctora Mazzetti debe irse a su casa con la conciencia tranquila y dar oportunidad a que un nuevo equipo fresco y con nuevos bríos, tome las riendas del MINSA y aplique nuevas medidas que no sólo sean esas conocidas, sino que se apoye en la atención primaria y el uso indiscriminado de las vacunas.
El Covid-19 nos está ganando la partida desde hace meses y nuestros gobernantes siguen creyendo en sus recetas que no dieron ni darán resultados. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.