Por: Martín Valdivia Rodríguez / Daniel Urresti no va más. Así lo decidió el Jurado Electoral Especial de Lima Centro al considerar que el exministro del Interior no declaró correctamente una sentencia condenatoria por difamación en su contra. La noticia le cayó como un baldazo de agua fría pues el candidato de Podemos Perú se perfilaba como un serio aspirante a lograr una curul en el futuro Congreso.
A la fecha, más de dos mil candidatos quedaron expeditos para participar en las Elecciones Congresales Extraordinarias del 26 de enero de 2020, de más de tres mil que se inscribieron ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). En esta oportunidad el trabajo del JNE ha sido, sin duda, prolijo, sin dejar cabos sueltos como sucedía antes.
En anteriores congresos nos dimos con la sorpresa de descubrir incontables “anticuchos” de personajes que eludieron a la justicia y se ampararon bajo la inmunidad parlamentaria, figura de la cual se hizo uso y abuso ante la condena pública. Sobran los ejemplos de parlamentarios que cometieron flagrantes delitos sin que la justicia pudiera hacer nada contra ellos. Moisés Mamani no hubiera pisado siquiera el parlamento frente a los estrictos controles de ahora.
Hasta ahora, 722 postulantes quedaron fuera de la carrera electoral. De este total, 359 fueron excluidos principalmente por omitir información obligatoria en la hoja de vida respecto de sentencias penales, civiles y bienes y rentas. Así están las cosas, creemos que llegarán a la contienda los que tienen que llegar, sin que se filtre ningún avivato.
La gente ahora es más consciente de su papel fiscalizador y, sin duda, de su poder supremo frente a la parrilla de candidatos que se presentan en estas elecciones. El peruano sabe que ya no le venderán gato por liebre y que, finalmente, su decisión de escoger a los mejores debe ser correspondida por un JNE más celoso de su trabajo fiscalizador, que funcione como una suerte de tamiz frente a esta avalancha de candidatos.
El Perú merece un Congreso decente, libre de mamarrachos que, lamentablemente, llegaron al Parlamento sorprendiendo a más de uno. Ahora tenemos la oportunidad de escoger a los mejores y de saber que éstos ya pasaron el filtro de un Jurado mucho más comprometido con su trabajo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.