En la medida que transcurren los días que faltan para las elecciones del 11 de abril, el país se va polarizando peligrosamente entre las opciones de izquierda y derecha, cual mito fatal de Sísifo, condenado una vez más a subir por el sendero populista de la izquierda para, una vez producida la elección, caer irremediablemente por la pendiente conservadora de la derecha insensible a la problemática social y el hambre que aqueja hoy a millones de humildes en nuestra patria. Sin embargo, estamos a tiempo de entender que ambos extremos son adversos y nefastos para el Perú, ya que, por un lado, el populismo de izquierda pondrá en grave peligro la estabilidad económica, tan necesaria de mantener ahora que se requiere reactivar el aparato productivo, y, por el otro, las opciones de derecha, que, al absolutizar el mercado y el enriquecimiento, pueden terminar generando las condiciones nunca deseadas de nuevas opciones violentistas de reivindicación social.
Para evitar tal escenario, hay que apostar por una clara y firme opción de centro, como la que plantea nuestra agrupación política de Alianza para el Progreso, en la cual el Estado oriente el desarrollo del país, estimulando la creación de riqueza y alentando la inversión privada, pero, a la vez, actuando con real efectividad en la promoción del empleo, salud y educación.
En ese rol constitucional, y ante el devastado país que nos está dejando la actual pandemia, el Estado debe priorizar la atención a los más pobres, porque el hambre no espera. Por eso debemos incidir en los dos ejes de reactivación, plantados por nuestro candidato presidencial César Acuña: un bono de 600 soles mensuales por un año, que se revertirá de inmediato a la economía, porque permitirá a los más pobres adquirir de inmediato los productos de primera necesidad para la propia subsistencia; y, complementariamente, la compra de deuda a 5 millones de peruanos, sobre todo, pequeños y medianos empresarios, con un periodo de gracia de dos años y no más del 5% de interés.
El bono significará una inyección de 36 mil millones de soles circulando por un año en el mercado, que beneficiará a los más humildes; que, dicho sea de paso, es solo la mitad de los 65 mil millones que Vizcarra regaló a las grandes empresas. La compra de deuda permitirá disponer de 35 mil millones a los pequeños y medianos empresarios para la reactivación de sus quebrados negocios, de modo que, sumadas ambas cantidades, podemos decir que la opción de centro que plantea Alianza para el Progreso y César Acuña, inyectará 71 mil millones de soles a nuestra economía para levantar al Perú de inmediato.
Estos son planteamientos sólidos, viables y realistas, propios de la única candidatura que cuenta con experiencia exitosa de gestión, tanto en el sector público como el sector privado. Somos la opción del justo medio y el punto de equilibrio que reclamaba Aristóteles. El elector tiene la palabra, salvemos al Perú.
(*) Candidato con el N° 1 al Parlamento Andino Por Alianza para el Progreso
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