La coyuntura política no ayuda en lo absoluto a visualizar una solución al grave problema de la inseguridad ciudadana. En el Ejecutivo, vemos una ceguera irresponsable al no tomar las decisiones correctas para enfrentarla en el corto, mediano y, mucho menos, largo plazo.
Empecemos por la desidia e incapacidad del gobierno de la presidenta Boluarte en la selección de los tantos ministros del Interior que ha nombrado, cada uno peor que el anterior.
Sólo en dos oportunidades han convocado al CONASEC (Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana), organismo que debe reunir a representantes del Congreso, Ministerio Público (MP), gobernadores, alcaldes, ministros del Interior, Educación, Justicia, etc., para que en conjunto elaboren el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana por un período mínimo de cinco años y donde se establecen los objetivos y metas a cumplir por todos los participantes.
Como ya estamos cansados de tanto diagnóstico paso a describir algunos objetivos en el corto, mediano y largo plazo: En el corto plazo, lo primero que se debe hacer es una reforma, de adentro hacia afuera, tanto de la Policía Nacional del Perú (PNP) como del Ministerio Público.
En la PNP, se debe hacer una evaluación sumaria para sacar de la institución a todos aquellos que están denunciados por corrupción, bajo rendimiento y otros; luego, eliminar los puestos administrativos, se sabe que más del 30 por ciento de los 140,000 efectivos realizan este tipo de actividades, y redistribuir al personal en toda la República, de acuerdo al mapa del delito y cantidad de habitantes por región.
También, se debe equipar a la Policía con un sistema troncalizado de comunicaciones y otros aparatos de alta tecnología necesarios para combatir la delincuencia. Establecer patrullas móviles policiales, a través de todas las ciudades, con circuitos cerrados de comunicaciones y coordinados con las cámaras de videovigilancia de las municipalidades y con las alertas de parte de la seguridad privada, la cual debe integrarse al sistema.
Por último, se debe reorganizar a los oficiales constituyendo una pirámide organizacional, donde se tenga que pasar al retiro por renovación al personal excedente. Asimismo, centralizar las escuelas de suboficiales y convertirlas en escuelas macrorregionales, donde se mejore sustancialmente la formación de los nuevos policías, durante 3 años.
En el Ministerio Público, de igual manera, una depuración de los malos fiscales, por ineficaces o corruptos, modificar mediante ley del Congreso el Código Procesal Penal (CPP) para adaptarlo a la realidad del MP y capacitar intensivamente a los funcionarios en técnicas investigatorias y valores.
En el mediano plazo, se deben construir penales modernos de alta seguridad para lograr la rehabilitación de los delincuentes y evitar que estos se dediquen a extorsionar, desde sus celdas, a peruanos de bien.
Finalmente, en el largo plazo, se debe iniciar una reforma educativa integral que nos permita tener mejores ciudadanos en el futuro con una sólida formación en valores y principios, y no seguir pensando en tener más cárceles y policías.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros