Ante las próximas elecciones generales de 2026, existen muchos políticos que no quieren definirse como izquierdistas ni derechistas. Todos quieren ponerse al centro para lograr captar más votos de los que lograrían siendo militantes extremos, sea de Izquierda o Derecha, y se hacen llamar de Centro.
La verdad de la milanesa es que, cada día, las ideologías no tienen para sí una clara definición ni lideres a quienes nombrar como íconos de sus partidos.
En mi opinión, hoy, sólo existen dos tendencias separadas por una gruesa línea. Por un lado, están los que quieren un Estado elefantiásico, obeso, generador de puestos de empleo improductivos y burocráticos con una inmensa cantidad de regulaciones. Estos también simpatizan con una economía planificada centralmente y trámites, así como un gran repartidor de migajas, para crear cada día más pobres. Del otro lado, estamos los que queremos un Estado ágil, pequeño, musculoso, con gran inversión privada, generadora de puestos de trabajo productivos, con regulaciones mínimas indispensables. También apostamos por una economía social de mercado y un gran inversor en Educación, Salud, Infraestructura y servicios de agua potable y luz eléctrica.
En estas dos tendencias se producen resultados opuestos: más riqueza o mayor pobreza. No cabe ninguna duda que a los generadores de pobreza les interesa y les conviene que cada día haya más personas dependientes de un Estado repartidor de canastas de víveres y de bonos, donde la gente se vuelva más ociosa. También es cierto que cuando el Estado es pequeño y la gente se gana la vida con un trabajo formal y honesto de parte de las familias se hace difícil el futuro político de sus cuadros que no tendrán ninguna opción ante la evidente diferencia de calidad de vida.
En Latinoamérica, tenemos claros ejemplos de los resultados de ambas tendencias: Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia nos muestran todos los detalles de ese Estado ‘gigante’, pero debilucho. Del otro lado, se encuentra el resto de países que genera riqueza y que muestra la senda de un camino hacia el bienestar, aunque sea lentamente con obstáculos, pero de ninguna manera contribuirá a empobrecer a sus ciudadanos.
Ante esta realidad, la mayoría de políticos quiere definirse como hombres y mujeres de Centro, es decir ganan por todos lados, no son ni derechista ni izquierdista ni de centro. Y no se les puede catalogar como gente de izquierda y derecha puras, de allí que habría que exigirles que digan su posición respecto al rol del Estado y sacaremos cuentas de quiénes se trata.
Finalmente, podríamos concluir que las ideologías en el mundo dejaron de ser absolutas, pasaron a ser relativas y lo económico, claramente notorio, en el rol del Estado, es el centro en el que gira la actividad política. Países inmensos, como China y Rusia, se declaran abiertamente socialistas con una economía de planificación central, pero se relativizaron en cuanto a su comportamiento en el mercado mundial con empresas que compiten abiertamente con las empresas ‘liberales’.
“Es decir, caminan como patos, vuelan como patos, nadan como patos, que son: indudablemente, patos”.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros