Por: Phillip Butters / Los números que se vienen para la economía peruana son de espanto, por mucho que lo quieran negar Martín Vizcarra, la señorita “Tony” Alva, -quien supuestamente maneja el MEF-, e inclusive los principales gremios como Confiep, Sociedad Nacional de Industrias, Sociedad Nacional de Pesquería, Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, CCL. O en fin, cualquier otra organización que tenga inclusive pequeñas y medianas empresas. Por mucho que todos estos señores lo quieran tratar de morigerar, estamos ante la peor crisis de nuestra historia. Porque claro, si vamos cien años atrás, seguramente alguien podría entender que hubo alguna otra crisis peor que ésta, la de la Guerra con Chile; pero la situación es gravísima. La cantidad de ambulantes que hay en la calle son simplemente la reacción de la gente que quiere “chambear”, porque los “chambas” son simplemente peruanos que tenían un trabajo, los peruanos que podían ir a trabajar a una fábrica, un comercio o a una pequeña o una mediana factoría. O por qué no decirlo, a determinado restaurante, haciendo de mozo o de cocinero. O simple y llanamente gente que estaba en el comercio de pequeño menudeo, como por ejemplo, todos los comerciantes de Gamarra. Y bueno, a hora no les queda otra más que salir a la calle, porque ¡SE HAN QUEDADO EN LA CALLE!. ¿Y qué cosa quiere decir eso? Bueno pues, que las empresas han cerrado, que muchas empresas han quebrado, que hay muchos que están en suspensión perfecta de obligaciones, que ya se sabe que el común de la gente de los niveles socioeconómicos D y E fusilaron todos sus ahorros, que muchísimos empleados de clase media de los sectores socioeconómicos B- y C ya se consumieron su AFP ese famoso 25 % que termina siendo una migaja, ante la desgracia de no tener cómo ingresar dinero a sus bolsillos en tres meses , pero además también se gastaron su CTS . Entonces
¿De qué estamos hablando? Estamos hablando de un incremento brutal del comercio ambulatorio y de la informalidad. ¿Por qué? Porque evidentemente si una prenda en Saga o en Ripley, una prenda de mujer por dar un ejemplo, tiene un precio promedio de 85 a 90 soles, quítele usted amigo lector de LA RAZÓN el IGV y de ahí póngase a pensar el margen que pueda tener la tienda y como no, el productor, porque los costos fijos existen. Estamos hablando de que una tienda como Saga o Ripley podría estar ganando 7 u 8 soles por prenda. Imagínense para ganar 8mil soles tendría que vender mil prendas, cosa que es imposible porque a la hora de la hora va a haber un ambulante, en la puerta de esa tienda que va a vender exactamente la misma prenda a 60 soles. Simple y llanamente, ese ambulante no paga luz, agua, desagüe y teléfono y tiene un margen muy pequeñito de 4 o 5 soles por prenda, porque el fabricante se lo ha venido sin factura. Y claro, este es un círculo vicioso, y esto es algo muy fácil de entender en el mundo de los textiles. Pero digamos que hay muchísima gente que va a comenzar a salir a vender “sanguchitos” a la calle o desayunos de carretilla que son muy buenos, con un pan con camote, con un pan con chicharrón, con un pan con huevito revuelto con salchicha de Huacho y por supuesto “el rachi” se va a hacer mucho más famoso, los anticuchos o la comida express ¿por qué? Porque van a suplir los fast food de Norkys, de Rockys de Bembos, de KFC o de Mc Donalds
por la carretilla. Vamos a volver a tener el fenómeno de las combis, o de los lanchones que hacen taxi colectivo. O el taxi generalizado donde el común de la gente ya no va a poder ganar, como antes lo hacía, 1,800 o mil soles mensuales, porque va a ver muchas más ofertas de taxis que van a terminar ganando o rentando 800 o 900 soles al mes para sobrevivir. Es decir, la que se viene es cataclísmica. Y por supuesto, no van a faltar alcaldes que se pongan necios y les quieran quitar el pan de la boca a los ambulantes y se va a generar una gran convulsión social. Y en el ínterin las colas se siguen dando en todos los
hospitales y por último, la gente que no solamente tiene que trabajar para comer y sobrevivir, sino para pagar medicinas, porque la que se viene es realmente muy dolorosa. En buen romance, la “chamba” de los “chambas” se ha vuelto la informalidad y el comercio ambulatorio. ¡Bienvenido a los 80s! A ver si Hernando de Soto vuelve a hacer otro libro ¿Cuál sería el nombre? Porque en el sendero que vamos, no hay nada halagüeño.
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