Las cifras son escalofriantes. La deserción de jóvenes que han abandonado sus estudios universitarios se acerca a la friolera de 450 mil peruanos.
Eso engloba no solamente el mundo estrictamente académico universitario, sino también los institutos. A ello le debemos sumar 100 mil niños que van a dejar de ir al colegio este año.
Son cifras realmente tristísimas, porque se imaginarán los niños que dejan el colegio en el mundo rural, simplemente se van a dedicar a hacer labores domésticas, de agricultura, de pastoreo, de recolección de vegetales, tubérculos, actividades pecuarias, en fin.
Con ello vamos a tener niños que van a estar alejados de la civilización, en pleno siglo XXI, porque como es obvio, en las lejanías de las principales ciudades del Perú, un niño que deja de estudiar se dedica a trabajar para su familia y termina siendo, tristemente, mano de obra barata.
Eso realmente es muy penoso, como también debe serlo para los 250 mil niños cuyos padres no van a poder pagar este año la matrícula de un colegio privado y van a tener que ir a un colegio estatal. Y ya sabemos del déficit de la calidad educativa de los colegios que el Gobierno pone a disposición de los peruanos, si acá en Lima son graves, imagínense en las provincias más alejadas y altoandinas del Perú, por no hablar de las amazónicas.
La pregunta es realmente evidente. ¿De dónde van a salir 250 mil nuevas carpetas para esos muchachos? Entones, si uno ve la gran foto, se da cuenta que hay un terrible drama de los estudiantes en el Perú.
Si ya sabemos que hay profesores en muchas localidades del Perú que son analfabetos funcionales, imagínense con lo que va a pasar en unos años con esta generación perdida, porque cien mil personas es un mar de personas que estarán condenados tal vez a ser analfabetos.
Y toda esta gente que tenía la aspiración de poder tener una carrera técnica o en la universidad, aunque sea de bajo costo, terminan en una frustración tremenda, porque terminan siendo mano de obra barata en el mundo laboral, con los consiguientes abusos que ya sabemos se generan en los casos de las empresas informales y también de las formales, que sabiendo que tienen personal de baja formación, simplemente abusan poniéndolos en services, sin darles ningún derecho laboral.
Es realmente tristísimo lo que está pasando, entre otras cosas, por la incompetencia del Gobierno de Martín Vizcarra, que no pudo comprar tablets ni distribuirlas en todo el Perú, en todo el año pasado.
Inclusive esta incompetencia la sigue continuando el Gobierno moradito de este señor Sagasti, porque también hay que ser una persona con sentido común para darse cuenta que todos los muchachos que el año pasado no tuvieron una tablet, este año muy probablemente tampoco la tengan, como que sus profesores no estarán capacitados para dar las suficientes enseñanzas en las horas lectivas naturales.
Es algo atroz lo que está pasando con la juventud del Perú. Al ya magullado sistema educativo por los sabidos caprichos de Sutep y sus continuas exigencias de aumentos salariales, sin observar la ley de la carrera pública magisterial, especialmente su tema de la meritocracia.
Si eso ya nos tenía con problemas imagínense lo que ahora se ha agudizado en todo el año pasado por el problema del Covid. Este año, que guardando las distancias, será más de lo mismo porque los chicos tampoco irán al colegio, habrá una reducción de distancia bastante discutida con poca capacitación, con poca incentivación de los profesores de vigilar ¡A 45 chicos por clase!
Esto es algo muy dramático y habría que ver la experiencia en países cercanos y con los mismos niveles educativos o económicos, cómo salieron del hoyo, porque nosotros estamos en problemas inmensos.
Reitero, es un drama lo de la educación en el Perú
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