A ver si lo entiende, SPR Francisco Sagasti. “Los heraldos negros”, César Vallejo.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras / en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. / Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; / o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma / de alguna fe adorable que el Destino blasfema. / Esos golpes sangrientos son las crepitaciones / de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, / como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; / vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Y humildemente, por si no lo ha logrado cavilar, vamos a explicarle. Ha muerto un ser humano en el norte. Si medimos al encopetonado Presidente como él midió a Merino de Lama, debería estar renunciando el día de hoy, habida cuenta que él pidió la caída de su predecesor, por la muerte de Inti y Bryan. Y se ha solidarizado la señora Premier ayer, y ante esa solidaridad ha recibido 111 votos de aprobación. Pero claro, con una desfachatez inopinada se ha atrevido a asegurar que no está segura que la muerte de este peruano haya sido por las protestas del departamento de La Libertad, sino porque de repente, un “Heraldo negro” le ha llevado una mala noticia que ella no quiere entender.
Y “no son pocos”, al contrario, son muchos “los que abren zanjas oscuras” de la protesta, pero no solamente en Ica, en La Libertad, ya hay protestas en el Cuzco, en Las Bambas, en Arequipa y en Junín, y con la minera Doe Run, y con la minera Volcan.
Y para cundo usted esté leyendo estas notas, seguramente habrán “otros potros de bárbaros Atilas” buscando la muerte en algún lugar del Perú, pero seguramente ya aconsejados y exacerbados por Sendero Luminoso o el MRTA, o tal vez por las huestes de Antauro.
“Las caídas hondas de los Cristos del Alma”, ha de entender Sagasti que somos un país creyente, aunque él es ateo, como gran parte de su Consejo de Ministros y que hoy más que nunca tenemos que rogar al altísimo para que se calme la calle, habida cuenta de que él, en su frivolidad, no entiende lo que está pasando y cree que esto se va a controlar con un cúmulo de buenas intenciones, como las que ayer leyó la Premier en el Hemiciclo. El gran drama es que del otro lado de Cristo está el diablo, que todo lo quiere conmover en contra de los intereses de la democracia y del Perú.
“Pobre”, muy pobre, requiere trabajo, no quieren minucias ni monsergas, pero este gobierno ha dicho, según lo expuesto por la titular de la PCM, que va a seguir regalando dinero dando reactivas, y no dice cómo va a enfrentar la crisis económica, ni la pandemia, ni mucho menos la seguridad ciudadana.
“Y el hombre… Pobre”, va a seguir siendo pobre.
Y que entienda Sagasti que “Hay golpes en la vida” que él va a sentir, y que si no se espabila, le quedan pocos días de Presidente, porque no va a tener que echarle la culpa a nadie, ni a los “heraldos negros” del Apra, ni a los “heraldos negros” del fujimorismo, ni a los “heraldos negros” del golpismo, porque queda claro que después de la monolítica confianza que le ha dado ayer el Parlamento, lo que le ha dicho es encárgate, ya que eres el Presidente encargado y ya que tanto sabes de discursos y de recetas, ahora le toca a Sagasti ser, acaso, un “heraldo” de paz y un mensajero de la inteligencia y no de la demagogia.
Hechos y no palabras. Ya citó una vez a Vallejo y ahora Vallejo, como todos los peruanos, lo están esperando. Pero no con poemas, sino con hechos, con acciones. A trabajar, Sagasti.
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