Los “caviares” y los trotskistas que han manejado el Gobierno tanto de Vizcarra como de Sagasti, están logrando su más caro anhelo, que es construir una revolución comunista en el Perú, de a pocos, pero son terriblemente eficientes.
Han destrozado todas las instituciones por obra y gracia de un mitómano y corrupto como el expresidente Martín Vizcarra.
Ahora tenemos un incapaz relativo en Palacio de Gobierno, un tipo que está de adorno, prácticamente la Presidenta del Perú es la Premier Violeta Bermúdez, que no deja de decir incoherencias todos los días, por televisión.
La señora Mazzetti tiene la desfachatez de decir que en el Perú es un deporte nacional “buscar culpables o responsables”. Que le queda claro que la irresponsable es ella y que la culpable es ella, entre otras cosas, de mandar al cadalso a miles de peruanos que están en una situación de indefensión, que no tienen cómo saber dónde hay camas UCI, dónde hay respiradores adecuados, dónde hay equipos de oxígeno que funcione, donde los médicos de la Federación Médica del Perú están planeando una huelga para el día 13 de enero, donde el común de los doctores del Colegio Médico no la soportan y la gente comienza a tener pavor ante la posibilidad de caer enferma y no tener dónde acogerse.
Los hospitales regionales están colapsados, el Minsa no tiene un derrotero, por obra y gracia de la señora Molinelli, que solamente debe su estancia ahí por los inmensos presupuestos publicitarios que maneja, pero además por obra y gracia de Gino Costa, que es el verdadero ministro del Interior, y Elice es un fantoche que ayer tuvo la sinvergüencería de decir que estaba “construyendo un liderazgo”.
¿Ello por qué?, porque lo que quieren ellos es quitarles las armas a las Fuerzas Armadas y especialmente a la Policía. Afirman sin asco que el policía que le dispara a un tipo que está intentando matarlo a él o a las demás personas, es un delincuente.
Tal como lo leyó, el policía es el criminal frente a un tipo que tiene una piedra con intensión de matarlo no solo al hombre de verde, sino a sus compañeros o a los transeúntes.
Hablan de legítimo “derecho a la protesta”, cuando es absolutamente cierto que no se puede reunir uno ni siquiera bajo una sombrilla a jugar con sus hijos en una playa. Sin embargo, siguen aplaudiendo las protestas callejeras que lo llevaron a este inútil de Sagasti a la Presidencia de la República.
Y todo sigue igual para ellos, signen pintando de morado el Perú, cuando lo que pasará es que vamos a terminar de negro, pero de luto.
La situación es prácticamente insostenible para la salud. La economía tiene indicios evidentes de comenzar a flaquear y para colmo Waldo Mendoza, ministro de Economía, ya luce consternado, medio perdido en conversaciones como el levantamiento del secreto bancario en un país absolutamente informal, en un país donde la gente no tributa ni guarda su dinero en los bancos, perdemos el tiempo viendo cómo correteamos a quienes sí tributan.
Todo es el mundo al revés y la delincuencia campea, los policías no tienen cómo salir a enfrentar a los ladrones porque tarde o temprano van a terminar con la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos acusándolos, con abogados rentados por una ONG auspiciada por Soros, para que los hunda para siempre.
La situación es bien triste para el Perú. Las encuestadoras mienten sin ningún ambage y tenemos un país absolutamente al garete.
Indefensión. Así estamos, sin posibilidad de defendernos ni ante la delincuencia, ni ante el coronavirus, ni ante una crisis económica que será, como dijo en su momento Julio Velarde, el presidente del BCR, la peor de los últimos cien años.
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