Este 2020 que agoniza ha sido “el año de la barbarie” o “el año de la estupidez colectiva”. ¿Por qué soy tan drástico y duro? Bueno pues, este último fin de semana, la Policía intervino una fiesta donde había 1500 jovencitos de rumba, sin tapabocas, sin distanciamiento social, fumando cigarrillos y quién sabe qué otras cosas más, cheleando y bailando.
De esos 1500 terminaron en una comisaría unos 200. La noticia ha dado la vuelta a todas las redacciones y por supuesto todos los “coleguitas” han mostrado su indignación, han tildado de irresponsables a estos muchachos.
Esos mismos señores periodistas son los que alentaron las marchas en contra de Merino de Lama. Bueno, él ya cayó y ahora tenemos a Sagasti que todo el mundo sabe que está perdido en el espacio, allá en Palacio de Gobierno.
Las marchas han tenido como consecuencia un rebrote evidente. Por supuesto, al no haber camas UCI y al tener los problemas que tenemos, van a haber muchos adultos mayores que van a comenzar a morir, porque al contraer el coronavirus y tener una incipiente alimentación y una pésima condición de vida sin tratamiento, lo más probable es que comiencen a fallecer.
Por supuesto, los nietos de esos señores no serán responsables de haber salido a las calles, no solo a fiestas, sino a manifestaciones y algunos de ellos seguro han estado en los bloqueos de las carreteras y seguro que los “coleguitas” y mucha gente ligada al Partido Morado, que está de moda, dirá que “era el legítimo derecho a la protesta de los muchachos”.
Pero ese legítimo derecho a la protesta es ILEGAL, porque estamos en un Estado de Derecho en donde se ha suspendido las garantías constitucionales, como el derecho a la reunión.
Y como está de moda ser ateo, la gente aplaudía que no pudiéramos ir a la procesión del “Señor de los Milagros”, como tampoco hubo matrimonios, bautizos ni ningún tipo de Misas, precisamente para que no haya contagios.
Sin embargo, vemos cómo hay gente que se llena la boca, como los del partido del Frente Amplio, comunistas y ateos, y aplauden que se bloqueen carreteras, se tiren piedras y se dé todo este tipo de algaradas sin distanciamiento social.
Y cómo no, los que han llegado al Gobierno a punto de pedradas, lamentan la muerte de Inti y de Bryan, pero no la muerte de decenas de miles de personas que van a terminar falleciendo dentro de un mes. Porque este rebrote será una triste realidad, ya no en ediciones televisivas o radiales, sino en cementerios y ataúdes.
La irracionalidad campea en el Perú, la estupidez es ciertamente colectiva, porque vemos muchos artistas que aplaudían las marchas y decían “fuera Merino”, “Merino asesino”, todas esas tonterías, ahora lamentan la muerte del señor Armando Manzanero, ciertamente un prócer de la canción romántica y seguramente el mejor compositor de la historia de habla hispana.
Pero Manzanero ha muerto como consecuencia de una tontería, que lo ha graficado su propio hijo, al decir que a su padre nunca le hubieran expuesto a ningún tipo de homenaje rodeado de 30 personas si tapabocas.
Hasta el hijo de Manzanero se da cuenta de la barbaridad que cometieron con su padre, y por supuesto que a él sí le duele la muerte del bardo mexicano, mientras que acá seguimos con el mundo de la estupidez, con el mundo del “tira la piedra y esconde la mano” y siendo realmente irresponsables.
Japón ha cerrado su frontera a todo ingreso de extranjeros, en Israel se ha puesto nuevamente un toque de queda durísimo. Los bares y restaurantes están prácticamente prohibidos en Londres, Madrid, Roma y París, pero acá insistimos en que la gente puede ir al teatro y a los pubs.
¿Quién nos entiende? Y después nos lamentamos. Es que así somos los peruanos, irracionales, caprichosos y sensibleros, ciertamente con el dolor ajeno, porque con el dolor propio, recién en ese momento es que nos damos cuenta de lo estúpidos que podemos ser.
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