Nuestras mamás y nuestras abuelitas, amigo lector de LA RAZÓN, tienen un dicho contundente para explicar cada situación que está aconteciendo en la política, y al señor Presidente de la República hay uno que le cabe perfectamente: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Ello porque resulta claro que el actual inquilino de Palacio de Gobierno ha leído mucho sobre un cúmulo de temas, es un académico seguramente reconocido en los ámbitos de la “caviarada”, pero nunca en su vida tomó decisiones de ningún tipo de manejo de crisis.
Es evidente que el ministerio del Interior está hace muchísimos años copado por los socialistas y los comunistas, que Basombrío y el propio Gino Costa son los que mandan ahí hace años y ante la renuncia muy digna de Cluber Aliaga no le ha quedado otra al señor Sagasti, que poner a un primo de Gino Costa.
Porque claro, “la garrapata” no se quiere comprometer porque sabe que el país arderá en llamas en los próximos días y le queda claro que va a tener que seguir poniendo a tontos útiles para que se sigan quemando, como por ejemplo el General Cervantes, que es el actual Comandante General de la PNP, que no sabrá qué hacer con todas las algaradas que vienen.
El pobre José Elice simplemente ha tenido que aceptar porque hasta hace un día trabajaba en la Secretaría General de Palacio de Gobierno, además de ser candidato con el número 9 del Partido Morado al Congreso, está íntimamente ligado a los destinos de los “moraditos”.
El señor Sagasti que está “perdido en el espacio” no tiene idea de lo que va a hacer con la seguridad ciudadana. Seguramente mañana saldrá a dar otra entrevista en RPP o en Canal “Ñ” para seguir traduciéndose a sí mismo, porque es evidente que no tiene la más mínima idea de cómo se gobierna, y lo triste y preocupante es que tampoco tiene idea de qué hacer con la salud pública y ya especialistas del nivel del doctor Bustamante, del doctor Neyra, Hernández o del exministro que además fue Gerente de Operaciones de la Seguridad Social, Óscar Ugarte, le han dicho que la vacuna que ha comprado y que requiere congelación no tiene cómo ser manejada en el Perú, de tal manera que tampoco estamos nosotros ante un señor que sepa cómo manejar la segunda ola de la pandemia.
Esto es gravísimo porque estas vacunas llegarían al Perú en abril, entonces ¿De qué estamos hablando? En Economía, el Ministro Waldo Mendoza volvió a dar una extensa entrevista en RPP, que más debería ser un mensaje a la Nación, porque no tiene contrapartes o repreguntas.
Ha afirmado que la política del bono, del bono y del bono es con lo que estimulará la demanda interna, y que según él, porque así lo ha reseñado “la bala de oro” del gobierno está en la inversión pública y en el desarrollo de grandes proyectos.
La pregunta cae de madura ¿Cómo lo van a hacer con la calle en llamas? Porque las algaradas en Ica han sido muy claras en el sentido de que quieren una nueva Ley de Promoción Agraria en 48 horas, cuando este gobierno no tiene cómo gobernar, porque la señora Bermúdez es otra teórica que tampoco nunca ha manejado ninguna situación. Entonces ¿En qué se sustenta el Gobierno? En sus contratos publicitarios y en el apoyo que le dan los partidos políticos de La República, de El Comercio y del Grupo RPP, porque no tiene ni siquiera voceros ni operadores, pero tiene una inmensa capacidad de tropezarse consigo mismo.
Estamos hablando de una situación muy problemática en donde los militares lo van a ver desde sus cuarteles y no saldrán a las calles a quemarse, porque el exministro Cluber Aliaga estuvo ayer en el Congreso y fue claro y contundente al decir que las protestas donde murieron Inti y Bryan “no tuvieron absolutamente nada de pacíficas”. Fueron todo lo contrario, violentas y provocadoras del desorden y del caos.
Conclusión: Toda la narrativa “caviar” respecto a la heroicidad de estas víctimas se fue al tacho.
Y lo más grave es que el muchacho Muñoz, que murió como consecuencia de las protestas en las carreteras del norte, no tiene paz en su tumba.
El Perú está en llamas y tenemos un Presidente que no tiene idea de cómo gobernar.
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