Ni un solo delito queda impune si la ciudadanía lo exige, pero como estamos en el Perú y pretendemos ser transversales e inclusivos, se aguantan las excusas, se toleran las medias verdades y se aplauden las excepciones que confirman la regla: los ladrones seguirán en el poder por ahora, como ayer y antes de ayer.
Me dicen en algunas ocasiones que no hay que ser tan duro con las opiniones, que se deben moderar para tratar de recomponer el camino. Y yo pregunto, ¿El camino de quién? ¿El de los trabajadores y sus familias, el de los jóvenes y sus ilusiones, el de los ancianos y sus esperanzas finales? O me estás tratando de decir “el sendero de los que bloquean nuestos caminos”, porque si es de ello, no cuentes conmigo, apártate con la sombra del delito, inclínate a la voluntad de una coima o recoge los escombros de tu dignidad oculta.
Vivimos en un extraordinario y maravilloso país, que lo tiene todo y para todos, pero pierde a diario y con frecuencia su propia naturaleza, su propia humanidad. ¿Cómo hacer entonces para que nuestros rumbos coincidan en algunos puentes de unidad? Tarea difícil, dura, decisiva y necesaria, que puede provocar reacciones de miedo. ¿Porqué? Es que se trata de tomar decisiones y realizar acciones rápidas, en vez de ponerse en una mesa de acuerdos entre bribones, a discutir cómo se maquilla la continuidad del delito, de la corrupción y de la impunidad.
Una gran nación no se edifica con barro ni con maldad, sino con ejemplo y entrega de humildad, pero a la vez, con sensatez y tenacidad para cumplir y hacer cumplir la Ley. Y allí viene una gran tarea: cumplir la Ley, sin excepciones. ¿Es eso posible? Pienso que sí, pero te veo dudar y eso me da miedo, porque la energía de la Patria depende de tu convicción y de querer lograr recuperar valores, emprendiendo virtudes, construyendo sobre principios.
Hay que limpiar la tierra para abonarla y sembrar semillas que reciban el calor, el agua, la luz de la noche y el aroma del día, el cuidado permanente del obrero de la esperanza y el campesino de la fe ciudadana. ¿Lo entiendes en estas palabras? No necesitamos un acuerdo nacional para saber lo que queremos como país, como suma de familias, como brazos de hombres y mujeres convencidos que el trabajo enaltece y produce progreso y desarrollo, propiedad privada, sentido de pertenencia y Libertad.
Y es que a eso hay que apuntar: a una mejor Democracia, a una mayor Libertad. Tan fácil y tan simple, si se cumplen las leyes, si se respeta la Constitución.
Hoy en día, la angustia se apodera de la mafia que gobierna, porque en el gobierno están los que odian la Libertad y se muestran resentidos hacia la democracia. Allí se ubican los que menosprecian la ley, los que quieren destruir la Constitución y sus fundamentos, porque saben que sólo con sus odios, van a lograr algo más que miseria e ignorancia, y quieren ese fin para el país.
¿Sabes qué? Está clarísimo todo, menos tu decisión. Toma una decisión, haz oposición.