Ricardo Sánchez Serra
La República Federativa de Brasil acaba de aplaudir los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos para avanzar hacia un arreglo del diferendo del Sáhara Occidental, en el marco de la iniciativa de autonomía presentada por el Reino en el año 2007.
Más de 110 países se han adherido en los últimos años a apoyar la autonomía que ofrece Marruecos al Sáhara como la única solución realista y creíble para este diferendo. Entre ellos, EE. UU., España, Alemania, Israel o Francia y casi la totalidad de los países árabes. Asimismo, más de 30 naciones han abierto consulados en Dajla y en El Aaiun, dando su respaldo a Marruecos.
Se ha comprendido que no puede existir ya más estados fallidos en el mundo, como quiere -en este caso- Argelia en el territorio del Sáhara Occidental, que actualmente tiene a la población saharaui secuestrada en Tinduf -manejada por su títere el Frente Polisario- como carne de cañón en un hipotético conflicto con Marruecos, además de su pretendida salida al Atlántico, como lo señalé en más de una oportunidad en la Cuarta Comisión de la ONU, en Nueva York, esta es la Comisión Política Especial y de Descolonización.
Brasil, y últimamente Japón, han ingresado a esta dinámica internacional de reconocer una solución realista y seria, además de respetar las fronteras históricas y legales de Marruecos, cuya observación es inflexible para Marruecos en reconocer a sus amigos y los que no lo son.
El suscrito es uno de los pocos periodistas en el mundo que ha estado tanto en Tinduf, Argelia, como en Dajla, Marruecos. Vivir en Tinduf, en el desierto más agreste, es rebajar la condición humana y así los tiene Argelia, a una población saharaui estimada en 45.000 habitantes, que como secuestrados no les da las condiciones para una vida digna. Argelia es una potencia gasífera y tiene la condición económica para hacerlo, pero comprensiblemente no lo hace. Solo se encuentran bien económicamente los dirigentes del Frente Polisario, sus títeres.
En cambio, la población saharaui que vive en Dajla -como en otras zonas del Sáhara marroquí-, goza de todas las libertades y tienen la oportunidad de desarrollarse.
Tinduf es una gran cárcel en el desierto, y si el estado policiaco que ha creado el Polisario dejara libre a la población secuestrada, no quedaría ningún saharaui allí, pues irían corriendo a reencontrarse con su familia en el Sáhara marroquí.
Algunos países, por razones ideológicas, se hacen de la vista gorda ante esta realidad.
Otras naciones, como el Perú, se han encasillado en la década del ´70, en la Guerra Fría, por ello su vacilación en este tema, de acuerdo al gobierno de turno. Eso de defender su postura porque es la “tradicional política exterior del Perú”, es su cuento chino para defender lo indefendible y por ello se mantienen frías o no adecuadas las relaciones con Marruecos, además de no darle la importancia que tiene como país y su influencia en el mundo árabe y africano.
Desde este frente, saludamos la ejemplar postura de Brasil -un referente en la diplomacia internacional- que ayuda a la solución de este quimérico conflicto y que otras naciones continúen en esta dinámica y que, en el caso del Perú, los que llevan este dossier en la Cancillería, dejen sus posturas ideológicas personales y no continúen perjudicando al Perú.