El mundo observó horrorizado la caída de un misil al hospital Pedriático Ojmatdit de Kiev. Sin ningún rigor periodístico, esto es, contrastar la información, todos los medios y agencias noticiosas responsabilizaron a Rusia, acusándola de crimen de guerra, genocidio y no sé qué tantos adjetivos más, haciéndose eco del mandatario de facto, Volodimir Zelenski.
Pocos o ninguno se dieron cuenta que era una macabra maniobra de Zelenski, haciendo un llamado para que se convoque al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a puertas de la Cumbre de la OTAN por su 75 aniversario de fundación.
En este engaño o espectáculo circense, al que Zelenski está acostumbrado por su profesión, cayeron en el juego varios mandatarios y Cancillerías, que, verdaderamente conmovidos o por razones ideológicas y su rusofobia, al igual que internacionalistas cuyo odio a Putin, nubla su cerebro y actúan solo por instinto, se apresuraron a criticar a Rusia.
Conforme pasaban las horas, la verdad se fue abriendo paso. Comenzaron a aparecer fotos y videos de los misiles que cayeron en el hospital y oh sorpresa, no eran los cohetes crucero Kh-101 rusos, sino un misil del sistema antiaéreo noruego NASAMS utilizado por Ucrania. Los propios medios de prensa alternativos ucranianos difundieron este hecho.
Viendo el embuste, el Consejo de Seguridad cambió la convocatoria de emergencia para discutir el ataque ruso al hospital, por ataque ruso a ciudades. En el debate, el embajador ruso Vasili Nebenzia explicó con detalles, fotos y videos, que fueron los propios ucranianos los que dispararon contra el hospital, mientras, otros delegados, a pesar de las evidencias seguían culpando a Rusia. “Los miembros occidentales del Consejo de Seguridad intentan proteger el régimen de Kiev por cualquier medio… No les interesa la verdad”, aseveró el diplomático ruso.
Por supuesto que los medios, las Cancillerías, los internacionalistas y opinólogos, no aclararán ni rectificarán los tristes sucesos sobre el hospital, porque por razones ideológicas, soberbia o rusofobia, tampoco les interesa difundir la verdad, como tampoco les interesó comentar sobre los ataques ucranianos a civiles en ciudades rusas o el atroz acto terrorista ucraniano contra civiles en una playa de Sebastopol, en el que murieron cinco personas y hubo 200 heridos. Que maten a los rusos está bien, que maten a los ucranianos está mal. ¡Qué inmundicia!
(*) Premio mundial de periodismo Visión Honesta 2023.