Las manifestaciones de los estudiantes universitarios en Estados Unidos a favor de los palestinos de Gaza, se han extendido por todo ese país. Hay más de 60 universidades implicadas y más de 2000 detenidos, entre profesores y alumnos.
Los aplaudiría si se expresaran con objetividad y entendimiento sobre problemas mundiales, injusticia a los pueblos, racismo y la grave pobreza con que se dejó a muchos países luego de la descolonización, porque en los claustros universitarios se debaten todo tipo de opiniones y hay libertad de expresión.
No tengo duda alguna que son exteriorizaciones antisemitas, ante la denuncia que estudiantes judíos están siendo hostilizados, o que los revoltosos pidan a las autoridades universitarias cesen los convenios académicos con las universidades de Israel y rechacen las donaciones de empresas judías.
Hay que destacar, asimismo, que lamentablemente esos estudiantes -que sus manifestaciones no tienen nada de inocentes- no salieron a protestar por los asesinatos que cometieron los terroristas de Hamas el infausto 7 de octubre, día que mataron a 1400 civiles y quemaron o mutilaron a muchos de los cadáveres y cometieron crímenes sexuales. Tampoco exigían la liberación de los 133 rehenes que aún siguen cautivos. Y muchos estaban con capuchas. ¿Miedo a ser reconocidos? ¿O eran subversivos infiltrados? Además, las autoridades universitarios denunciaron que muchos de los manifestantes no eran estudiantes de la universidad.
De otro lado, además, un comité investigador informó que el Estado de Catar aportó más de 500 millones de dólares a las universidades norteamericanas. ¿Con qué fin? ¿Tiene algo que ver con las manifestaciones?
Pedir el fin de la guerra en Gaza, sin pedir la liberación de los rehenes, ni la destrucción toral de los terroristas de Hamas, convierte a las manifestaciones en espurias, nada espontáneas y con objetivos oscuros, antisemitas y antiisraelíes.