Ricardo Sánchez Serra
El próximo 28 de marzo se jugará en Madrid el partido de fútbol entre las selecciones de Perú y Marruecos. Hubo buena voluntad de las autoridades de este último país acceder, siendo cuartos en el mundo, a jugar con nuestro equipo que se encuentra alrededor del puesto 21 en el ranking de la FIFA.
Ambos países han mantenido una fuerte amistad hasta hace poco. El entonces presidente Pedro Castillo y sus esbirros, entre ellos Manuel Rodríguez Cuadros, Óscar Maúrtua y César Landa -que dañaron la imagen del Perú y lo aislaron- , obedeciendo a los intereses del Foro de Sao Paulo e imponiendo su ideología personal a la Cancillería, sin importar su tradicional política exterior, valores y principios, decidieron, ante el ridículo nacional e internacional, reconocer a una inexistente República Saharaui, atentando contra la integridad territorial de Marruecos y destrozando la neutralidad positiva que teníamos en las Naciones Unidas, en donde el plan de autonomía de Marruecos para su Sáhara es una propuesta «seria, creíble y realista».
Solo hubo un breve paréntesis de sabia rectificación con Miguel Ángel Rodríguez Mackay, pero la ideología y el cretinismo de esos tipejos abortaron que se enrumbe la política exterior.
El Perú, con nueva presidente y canciller continúa manteniendo el mismo error y sin posibilidades de rectificación. La ministra Ana Cecilia Gervasi, continuando con la necedad de sus antecesores indicó en el Congreso, con autosuficiencia, que el reconocimiento a la RASD era principista, cuando la verdad es que es maximalista.
Abofetear gratuitamente a un país como Marruecos, que esos tipejos minimizan su importancia en el concierto internacional, no solo es un grave error, es faltar a la dignidad de un país.
Marruecos pone claro las cosas: son países amigos los que respetan su integridad territorial y apoyan su causa nacional. Es una nación muy influyente en el mundo árabe y africano (más de 60 votos en Naciones Unidas). Asimismo, es aliado de Occidente.
En estos días se encuentra en visita oficial en Estados Unidos, el canciller marroquí, Nasser Bourita. El secretario de Estado Antony Blinken ha reiterado los lazos estrechos que unen a los dos países, como grandes aliados geopolíticos.
Además, destacó el importante papel de Marruecos como garantía de estabilidad y de defensa de la seguridad en norÁfrica y en zonas conflictivas del continente africano vapuleadas por la inestabilidad y el terrorismo.
El canciller norteamericano acentuó “la larga, histórica y sólida asociación entre Estados Unidos y Marruecos”, destacando que esa nación árabe y africana “es una fuerza importante para la estabilidad, la paz y el progreso”.
Importante fue, igualmente, el respaldo norteamericano a la propuesta marroquí sobre su Sáhara.
Esta es, sin duda, hacer política en las grandes ligas. El Perú se contenta con menudencias, pequeñeces, prefiere vivir en el aislamiento. Vivimos rodeados de extraños, somos pusilánimes, porque falta una política exterior fuerte, contundente, que nos haga respetar. Tardamos en poner en su sitio a países faltosos irrespetuoso y todavía con representantes en el exterior que desobedecen órdenes de Torre Tagle.
Nos hacemos los “machitos” con países amigos y nos damos el lujo de rechazar una donación de fertilizantes para nuestros dos millones y medio de agricultores.
Esta Cancillería será condenada en el juicio de la historia, pero eso solo no basta, la justicia terrenal tendrá que hacer su trabajo para responsabilizar individualmente a todos los actores que perjudicaron al Perú por acción u omisión.
Esperemos que el partido de fútbol Perú-Marruecos sea una luz que ilumine a nuestros gobernantes y que ambos países ganen.