La Embajada de Ucrania publicó un comunicado en su Facebook, en el que señaló que no participará en la Expo Embajadas 2024, que organiza la Municipalidad de San Isidro, con más de 30 representaciones diplomáticas. Su decisión se debe a la participación de la Embajada de Rusia en la Expo.
Y lo hizo a pocas horas del evento, con alevosía, premeditación y ventaja, sin duda, con desconsideración para con los organizadores y a los peruanos en general, porque desde un principio se sabía y públicamente de la participación rusa en este evento cultural, turístico y gastronómico, que nada tiene que ver con lo político.
Es más, una semana antes del evento la Embajada de Ucrania se comunicó con la Municipalidad de San Isidro para tratar de evitar que la misión rusa participe, recibiendo una rotunda negativa, debido a que es un evento cultural y que ningún país debe ser discriminado. La decisión municipal fue la correcta y, además, ejemplar.
Cabe mencionar que la Embajada ucraniana tiene todo el derecho de desistir a una invitación, pero no tiene el derecho de pedir que a otro país no se le invite o se le excluya. No están en su territorio.
Ante la decisión municipal, ¿por qué, entonces, no se excusó en su momento de intervenir en el evento? ¿Por qué esperó el último momento? Sin duda, la motivación fue para hacer escándalo, además de aprovechar el motivo para insultar a Rusia, un país amigo del Perú -que se sepa no hemos roto relaciones-, como lo es Estados Unidos, China, los Estados de la Unión Europea. muchas otras naciones más y la propia Ucrania.
Las instituciones peruanas y sus funcionarios, estatales y privados, ya están acostumbradas a no hacer caso a las rabietas de la Embajada de Ucrania, que cuando Rusia pretende hacer un evento cultural, artístico o académico, que nada tiene que ver con lo político, los funcionarios de la Embajada de marras, llaman o escriben a las autoridades peruanas para que eviten la participación rusa o si ya se realizó, urden su protesta inmediata.
Esto, señora presidente de la República, señor ministro de Relaciones Exteriores, es interferencia en asuntos internos.
Es más, la Embajada de Ucrania también protestó airadamente y condenó la participación de varios congresistas peruanos, en un foro parlamentario latinoamericano en Moscú. Algo parecido sucedió en Chile con otra nación, y que tanto el Congreso como la Cancillería del vecino país, llamaron al embajador y le dieron una reprimenda -diciéndole que su accionar es intromisión en asuntos internos, que Chile es un país soberano y que no permitirá su injerencia, además de recordarle que su conducta riñe con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas- hecho que lamentablemente no sucedió en el Perú, con la anterior jefa de la Cancillería.
Los peruanos nos podemos decir samba canuta, pero no se debe aceptar intromisión extranjera en asuntos peruanos.
Lo más grave de todo, es que la Embajada de Ucrania envió dos misivas a la Cancillería, protestando por la reparación de los helicópteros rusos, sin merecer respuesta, claro está. Ello no solo configura intervención en asuntos internos, sino también, un atentado contra la seguridad nacional.
El Perú, sus instituciones y los peruanos en general, deben vivir alejado de los conflictos entre las potencias -sean comerciales, ideológicos, militares- que no nos van, ni nos vienen; y que, incluso inmiscuyéndonos, nos pueden perjudicar. Y todas las embajadas y sus funcionarios deben comportarse de acuerdo -como lo hacen casi todos, salvo los ucranianos- a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Así todos viviremos en paz.
Y, a propósito de la Expo Embajadas 2024 en San Isidro, se realizó con gran éxito, en donde los países expusieron sus riquezas educativas, gastronómicas y turísticas, además que muchas de ellas presentaron shows artísticos, como la orquesta cubana, que inició una fiebre festiva que provocó una explosión de baile y alegría en todos los asistentes.
Reitero que lo más elogiable de la comuna sanisidrina -pese a presiones- es que no permitió que ningún país fuera discriminado. Un gran ejemplo de tolerancia y democracia.
(*) Premio mundial de periodismo «Visión Honesta 2023»