Ricardo Sánchez Serra
Más de trece meses de guerra con miles de muertos, heridos, discapacitados, la economía mundial hundiéndose, una guerra que la pagamos todos los habitantes del planeta -incluidos los peruanos que ni siquiera participamos- y que no conviene a nadie. En una guerra no hay vencedores, todos pierden, la paz siempre es negocio y prosperidad.
Un alto al fuego en este momento sería ideal. Pero los contendientes lo verán con recelo, lo considerarán una maniobra para ganar tiempo, rearmarse y consolidar posiciones.
Todos esperan la ofensiva de primavera, en ambos bandos, pero especial de Ucrania. Ahí sí envalentonada con los nuevos tanques británicos y de procedencia alemana, más aviones Mig-29 y hasta los proyectiles perforantes que contienen uranio empobrecido -que causa patologías graves y cáncer, y que además produce daños al medio ambiente-, que con esto último da otra dimensión a la crisis.
Y Rusia no se va a quedar atrás, sacará nuevo y sofisticado armamento del que dispone y nos iremos a una dimensión desconocida en donde la humanidad misma estará en peligro.
No se trata que haya vencedores y vencidos, triunfantes y humillados. No conviene a nadie para una paz permanente. Como afirmó el excanciller Francisco Tudela recientemente a los alumnos de la UPC, la OTAN no cederá porque tiene el trauma histórico de la Conferencia de Múnich de 1938 de la entrega de los Sudetes por la paz y después Hitler se engulló Checoslovaquia, invadió Polonia y se inició la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, Rusia no claudicará por el antecedente del rompimiento del tratado de no agresión Ribbentrop-Molotov y porque llegar a Moscú desde Europa es muy fácil debido a que no hay accidentes geográficos, ahí está los casos de Napoleón y de los nazis. Las lecciones históricas pesan.
Un Tratado de Versalles (1920) será vejatorio para una u otra parte, ahí está el ejemplo de Alemania.
¿Qué hacer entonces? Tiene que haber una mediación de alguna parte. Ya lo trataron de hacer Turquía, Francia, Argentina, ahora China. Para mediar debe comprenderse la historia. Y negociar de buena fe. Paz con condiciones justas, sino no será duradera. Los más importante e imprescindible es ahora reconstruir la confianza.
La crisis comienza, a mi entender, y también del excanciller Tudela y varios internacionalistas con el golpe de estado en Ucrania del 2014 con el derrocamiento -con apoyo occidental- del presidente ucraniano prorruso Víktor Yanukóvich y hay que hablar con la verdad, aunque no guste y asimismo, porque Ucrania no cumplió con los Acuerdos de Minsk I y II, en donde se comprometía -entre muchos otros puntos- a respetar el idioma y la cultura rusa en las regiones con mayoría ucranio-rusa y de ascendencia rusa, asimismo, dar estatus especial dentro de Ucrania y amnistiar a los líderes autonomistas, además de liberación de prisioneros y reconstruir las regiones. No se cumplió nada y más bien en 8 años Kiev bombardeó el Dombás y causó 14 mil muertes. Por su parte, los crimeos hicieron su referendo -no reconocido por parte de la comunidad internacional- y se anexaron a Rusia.
Rusia salió en defensa de los prorrusos con la operación militar especial en Ucrania, que consideran de legítima defensa para proteger a la población rusa, pero que colisiona con el derecho internacional, como la inviolabilidad de las fronteras, un par de tratados con Ucrania como el Memorando de Budapest, etc.
Es natural que haya desacuerdos de esta tesis, porque la maquinaria propagandística solo castiga la operación militar rusa en adelante y no quieren contar la historia de cómo se llegó a eso. No interesa, por ejemplo, la sensibilidad rusa sobre su seguridad, ni el incumplimiento de la OTAN en acercarse a sus fronteras -con el ingreso el martes de Finlandia ya son 31 Estados integrantes-. “Esos son puramente excusas, fue una invasión, una guerra de agresión y punto”, afirman las fuentes occidentales.
Al margen de los motivos que esgriman unos u otros, la paz debe llegar porque la humanidad está en peligro, aunque algunos no crean o lo vean muy lejos.
Con posiciones como que Ucrania se integrará a la OTAN. No será de agrado de los rusos. El Dombás y Crimea serán para siempre rusas. Eso no gustará a Ucrania. Terminar de destruir a Rusia. Una quimera. En caso de un acuerdo, Rusia tendría principalmente que reconstruir Ucrania conjuntamente con los países involucrados en la contienda…
Parcería indicar que se va una guerra fría mucho feroz que la anterior, con casus belli por cualquier motivo y la amenaza nuclear que será el fin de la humanidad. Como afirmó Einstein “no sé con qué armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero si sé con cuáles la harán en la Cuarta Guerra Mundial: con palos y piedras”.
Sigo mucho al think tank Henry Kissinger, señala que luego de la guerra, la OTAN debe dar garantía de seguridad a Ucrania que debe ser un estado neutral, una “buffer zone”, en lugar de la frontera de Europa”, y reincorporar a Rusia al sistema internacional “Rusia había sido una parte esencial de Europa durante 400 años y había sido el garante de la estructura del equilibrio de poder europeo en momentos críticos”. Los líderes europeos “no deberían perder de vista la relación a más largo plazo…”