Muchas naciones tienen como prioridad mantener buenas relaciones con Marruecos porque es un país geopolíticamente estratégico, un puente entre América Latina, África y el mundo árabe, y un socio clave debido a su posición estratégica, estabilidad, economía diversificada, liderazgo en energías renovables, riqueza cultural y alianzas internacionales. Los países que buscan fortalecer sus lazos con Marruecos pueden esperar beneficios mutuos en áreas como el comercio, la inversión, la educación y la cultura.
Su costa en el Atlántico y su acceso al Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar lo convierten en un punto clave para el comercio internacional y la navegación. El mejor puerto del Mediterráneo se encuentra en Tánger, mientras que en Dajla, en la costa atlántica de África, se está construyendo un megapuerto. Ambos puertos podrían hermanarse y formar un hub logístico con los puertos peruanos de Callao, Chancay y Paita.
Como tal, Marruecos es una nación influyente que, como se señaló en un artículo anterior, puede mediar en más de 60 votos, de acuerdo con fuentes onusinas, cuando un país presenta una candidatura para un organismo o comisión de la ONU. Cabe destacar que el rey Mohamed VI es descendiente del profeta Mohamed (Mahoma), lo que le otorga un alto respeto en el mundo árabe.
Sus prioridades en política exterior incluyen fortalecer las relaciones especialmente con África, así como con Europa, debido a sus fuertes vínculos históricos, comerciales y la cooperación en temas de seguridad y migración. Además, Marruecos se ha posicionado como el centro económico de la región, promoviendo la cooperación Sur-Sur y asumiendo un liderazgo mundial en energías renovables.
En una región marcada por conflictos y desafíos de seguridad, Marruecos se destaca por su estabilidad política y su compromiso con la cooperación regional. El país juega un papel activo en organizaciones regionales y globales, como la Unión Africana y las Naciones Unidas, y ha sido un socio clave en la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal.
Un aspecto aparte, y de significación prioritaria como elemento central de su política exterior, es el Sáhara Occidental, considerado parte de su territorio por historia y derechos jurídicos. En este sentido, Marruecos ha dejado claro que considera como aliados a los países que reconocen su integridad territorial y mantiene una postura diferente con aquellos que no lo hacen.
Luego de la independencia en 1956, y ante la negativa de España de descolonizar el Sáhara Occidental, Marruecos solicitó incluirlo como territorio no autónomo en la lista de las Naciones Unidas en 1960. En 1975, España entregó la administración del territorio a Marruecos. En un esfuerzo titánico contra las potencias coloniales, Marruecos recuperó todos sus territorios a partir de la independencia. Así, Tánger-Tetuán-Alhucemas regresó a su suelo patrio en 1956; Tarfaya en 1958 y Sidi Ifni en 1969. No fue fácil, como se ve.
El tema del Sáhara Occidental se encuentra en la ONU, en una prolongada situación de estancamiento. Perú apoya los esfuerzos del secretario general para una solución pacífica y mutuamente aceptable. Esto no quita, sino que incluso refuerza, si el Perú, con realismo político, apoyara la iniciativa marroquí de autonomía, avalada por más de 80 estados y señalada por el Consejo de Seguridad de la ONU como una solución seria, creíble y realista para resolver el conflicto del Sáhara Occidental.
La propuesta de autonomía podría contribuir significativamente a la estabilidad y seguridad en la región, mejorando las relaciones bilaterales y promoviendo la cooperación en seguridad para combatir amenazas comunes como el terrorismo y el tráfico de drogas. Este sería un paso positivo hacia una solución pacífica y duradera del conflicto, ya que Marruecos es un país estable con una larga tradición de cooperación internacional y sería un importante aliado. Además, permitiría al Sáhara Occidental beneficiarse de la experiencia y los recursos de Marruecos para impulsar su desarrollo económico y mejorar la calidad de vida de su población, como ya se ha demostrado en otras áreas bajo su Administración y como ya lo viene haciendo. Marruecos va invirtiendo más de 7 mil millones de dólares en el desarrollo del Sáhara Occidental, sus provincias del sur.