El mundo ha ingresado a sus horas finales de su existencia si la OTAN autoriza el uso de misiles de largo alcance a Volodimir Zelensky para atacar territorio ruso y, asimismo, un holocausto nuclear se ve cerca si gana la radical demócrata Kamala Harris la presidencia de Estados Unidos, como vaticina el exmandatario Donald Trump.
El nuevo atentado contra el expresidente realizado por un radical norteamericano proucraniano, Ryan Wesley Routh, que salió a las calles en Kiev a defender al batallón nazi Azov y buscaba que soldados afganos luchen por Ucrania, es sintomático y podría estar Zelenky concibiendo un complot para asesinar a Trump, favorito para ganar las elecciones norteamericanas en este noviembre.
Hay que destacar que Trump señaló que acabaría la guerra en Ucrania en 24 horas y ello, por supuesto, no sería del agrado de Zelensky, que irresponsablemente quiere luchar “hasta el último ucraniano”.
No hay que olvidar tampoco, que el presidente de facto ucraniano -su periodo para el cual fue elegido terminó el 20 de mayo y de acuerdo a la Constitución tenía que asumir el presidente de la Rada (Parlamento)- pidió un ataque preventivo de la OTAN contra Rusia. Por Dios, ¿sabe lo que solicitó? ¿Está sano de mente? Eso es respuesta nuclear.
Además, insensatamente, aprobó una ley que prohíbe firmar la paz con Rusia.
El llamado “Occidente” salió en defensa de la democracia ucraniana. Pero, ¿qué democracia? Un mandatario ilegal, persecución de los opositores, limitación de los partidos políticos, levas ilegales, coacción de la libertad de expresión, supresión de la Iglesia y que motivó la preocupación pública del Papa Francisco.
El tema del uso de misiles de largo alcance contra Rusia, es particularmente grave. Los ingleses lo aprueban, les gusta las guerras y hay que recordar que es la segunda potencia mundial más genocida de la historia colonial. Igual posición tiene el belicoso “canciller” europeo, Josep Borrell, el peor diplomático de la historia, que, en lugar de buscar la paz, quiere la guerra hasta las últimas consecuencias. Felizmente termina su periodo el 1 de octubre y será reemplazada por la primer ministra de Estonia, Kaja Kallas, de quien tampoco se espera moderación sobre la guerra.
En cambio, los cancilleres de Italia y Alemania, Antonio Tajani y Olaf Scholz, respectivamente, se oponen al uso por parte de Ucrania de misiles de largo alcance. El primero dijo que su país no está en guerra con Rusia. Y, el segundo, porque “será un problema” y reiteró su negativa de brindar a Kiev los misiles Taurus.
Está claro que es la OTAN la que enfrentaría directamente a Rusia, debido a que esos misiles serían manejados por sus militares, además de los satélites, ya que los ucranianos no lo saben usar y ni tienen satélites.
Además, hay que subrayar, que Ucrania está perdiendo la guerra, a pesar de la propaganda occidental que dice lo contrario. Están muriendo dos mil soldados ucranianos diariamente y la desatinada invasión a la ciudad rusa de Kursk, decisión estratégicamente mala, y que solo se hizo por argumentos propagandísticos para demostrar “que sí podía, para que me den más armas” y que hasta ayer habían muerto 15 mil soldados y la destrucción de 1500, entre tanques y vehículos blindados.
Las armas que le han dado a Zelensky han sido “desperdiciadas” y en lugar de atacar la infraestructura militar rusa, han sido utilizadas en un 99 % contra civiles en el Dombás y en ciudades rusas incluida Moscú, solo con el fin de producir terror y que la gente reaccione contra Vladimir Putin. Entonces, ¿para qué utilizar las armas de largo alcance para atacar ciudades rusas? ¿Busca provocar una reacción despiadada de Moscú?
La intención malsana de Zelensky, sin duda, es pretender involucrar a la OTAN, aunque ya está implicada en el manejo de misiles, inteligencia, satélites, instructores y hasta soldados con licencia oficial.
Se dice que es demasiada la paciencia del presidente Putin, debido a que la OTAN y Ucrania han violado varias líneas rojas y no hubo la reacción que se esperaba.
Que no se confunda paciencia con debilidad. Como señala el dramaturgo inglés John Dryden “cuidado con la furia de un hombre paciente”.
(*) Premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”