En medio de la actual crisis climática y el fenómeno del Niño 2024, el Perú, con su riqueza geográfica que abarca la Amazonía, las montañas, los Océanos, se enfrenta a una gran tarea en la preservación de su biodiversidad y la gestión sostenible de sus recursos.
En este contexto, la adopción de ambiciones climáticas y medidas específicas se vuelven urgente para abordar los desafíos ambientales de manera integral. Al contemplar esta realidad, me surge la pregunta de cómo Emanuel Kant, uno de los mejores filósofos cuyas contribuciones fundamentaron la ética y la comprensión de la naturaleza humana, percibiría la crisis climática en nuestros tiempos. La filosofía kantiana, que enfatiza el respeto por la dignidad humana y la consideración de deberes universales, podría arrojar luz sobre la manera en que debemos abordar colectivamente la emergencia climática en pleno siglo XXI. Desde la perspectiva kantiana, los deberes ambientales emergen del imperativo categórico, especialmente de la «fórmula de la humanidad como propósito en sí misma». En este sentido, deberíamos establecer y promover normas y políticas que respeten la dignidad intrínseca de la naturaleza y promuevan el bienestar a largo plazo, reconociendo la interconexión entre las acciones humanas y los ecosistemas.
En términos prácticos, una política de estado enfocada en la lucha contra el cambio climático debería observar lo siguiente:
Conservación y Restauración de la Amazonía:
- Implementar políticas que frenen la deforestación y promuevan la reforestación.
- Establecer programas de monitoreo y vigilancia para proteger áreas protegidas y los territorios indígenas, así como promover el desarrollo sostenible de las comunidades amazónicas.
Adaptación y Resiliencia en Zonas de Montaña:
- Desarrollar estrategias de adaptación para comunidades en zonas de montaña, considerando cambios climáticos.
- Promover la diversificación económica en áreas montañosas
- Fortalecer la infraestructura resistente al clima en áreas propensas a deslizamientos e inundaciones.
Gestión Sostenible de los Océanos:
- Implementar medidas para combatir la pesca ilegal y la sobreexplotación de recursos marinos.
- Establecer áreas marinas protegidas y promover prácticas pesqueras sostenibles.
- Monitorear y mitigar los efectos del calentamiento de los océanos en la biodiversidad marina.
Movilidad Sostenible y Desarrollo Urbano:
- Fomentar el transporte público eficiente y la movilidad no motorizada.
- Integrar criterios de sostenibilidad en el diseño de ciudades y promover el desarrollo urbano planificado.
- Implementar políticas que promuevan refugios climáticos en zonas temperaturas extremas.
Participación Ciudadana y Educación Ambiental:
- Fomentar la participación activa de la sociedad en la toma de decisiones sobre políticas ambientales.
- Introducir en la currícula escolar, tecnológica y universitaria el curso “Cambio Climático”
- Establecer plataformas para la divulgación de información y el diálogo entre el gobierno, la sociedad civil, comunidades indígenas y el sector privado.
Desde el reconocimiento de múltiples compromisos internacionales y la necesidad de un ambiente sano para el goce efectivo de los derechos humanos, la filosofía moral kantiana podría ser tomada como una solución en la motivación, objeto y fines de las normas ambientales. Aunque Kant no abordó directamente deberes ambientales, la aplicación de sus herramientas en La metafísica de la moral ofrece una oportunidad valiosa para incluir un nuevo conjunto de deberes que tengan como objeto las entidades y dinámicas que conforman el ambiente.
La humanidad como propósito en sí misma, dentro del imperativo categórico, implica que todo ser humano, como agente racional, tiene la libertad de asumir y perseguir sus propios fines. Esto lleva consigo la prohibición de lesionar o utilizar la humanidad en sí misma o en los demás, sin respeto a su dignidad. Este enfoque ético es esencial para formular deberes ambientales coherentes, alineados con el idealismo trascendental de Kant, conectando ética, derecho y cognición científica a través de la razón práctica.
Las ambiciones climáticas del país deben incluir la promoción activa de la sostenibilidad, la adopción de tecnologías verdes, la conservación de la biodiversidad y la colaboración internacional. Solo a través de una acción ética fundamentada en el respeto a la dignidad de la naturaleza y la aplicación de normas integrales se podrán forjar soluciones duraderas, reales para preservar nuestra tierra para las generaciones futuras.
