Hoy en día tenemos una COP para cada tema ambiental: COP16, COP29, la COP sobre plásticos, la COP de biodiversidad y más. Parece que cada problemática se ha ido separando en categorías como si fueran temas aislados. Sin embargo, la tierra, el clima funciona como un sistema interconectado, y dividir los problemas puede dispersar las soluciones.
La pregunta es: ¿hasta qué punto nos beneficia este enfoque fragmentado? Para entender mejor, regresemos a un hito histórico: la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992.
Esta reunión, conocida formalmente como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, fue la primera que buscó una perspectiva integral para los problemas ambientales y de desarrollo en todo el mundo.
De ahí surgieron tres acuerdos históricos, conocidos como las tres “Convenciones de Río”: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD) y la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD).
Estos tratados buscaron abordar, cada uno desde su ámbito, los desafíos globales: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los suelos. Cada convención ha tenido logros importantes, como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París en el marco de la UNFCCC, o las metas de Aichi y el marco de Kunming-Montreal en biodiversidad.
Sin embargo, al separar estas problemáticas, se crearon caminos de acción distintos que, en ocasiones, no han logrado integrarse de manera efectiva para enfrentar el conjunto de desafíos ambientales.
Ahora, los efectos climáticos se sienten de forma más intensa y acelerada, la Dana en Valencia dejo destruida toda una ciudad, hace poco Barcelona inundada las calles el aeropuerto, pero no es distinto a lo que ocurre y ocurría con países vulnerables como en Asia, las sequias extensas en África, pero como no eran ciudades cosmopolitas la atención no pasa de un reporte en alguna parte de los noticieros, por ejemplo ahora con el estrés hídrico en Piura, no evaluamos soluciones integrales como país, y esto recién empieza. Los patrones climáticos extremos, incendios, inundaciones, sequías debemos entender que ya no son eventos aislados, sino parte de una nueva normalidad que afecta la biodiversidad, los recursos naturales y las sociedades, afectan a la vida de todos los seres sintientes del planeta.
Al enfocarnos en problemas aislados, se corre el riesgo de generar soluciones parciales que no logran abarcar la complejidad del sistema ambiental. A medida que las COPs y convenciones avanzan en sus agendas específicas, sigue faltando una visión coordinada y sistémica. Para realmente avanzar, necesitamos superar esta fragmentación y construir una estrategia más amplia. En lugar de multiplicar eventos y acuerdos, la próxima gran meta debería ser fortalecer las conexiones entre las diferentes COPs y acciones, generando compromisos globales que sean verdaderamente interdependientes y que respondan a la realidad compleja e interconectada del planeta, empecemos por nuestro país ¿que les parece? aún se puede remediar la visión que manejamos como Estado. Gracias por leerme
Abogada Constitucionalista