Queridos lectores, con el título del artículo ¿por fin tengo tu atención? ahora, ¿recuerdas que hace solo unos meses soportábamos el verano más intenso que se haya sentido en mucho tiempo? hoy, pasamos las noches más frías del año. Este cambio drástico me hizo recordar la historia de Saúl Luciano Lliuya que ahora quiero contarte; en la cordillera blanca, cerca de Huaraz, se encuentra la Laguna glaciar Palcacocha, vital para la región. Sin embargo, lo que debería ser un símbolo de vida y pureza se ha convertido en una amenaza constante para Saúl, un guía de alta montaña que ha visto cómo el cambio climático ha acelerado el deshielo de los glaciares que alimentan la laguna. Este deshielo ha elevado peligrosamente el nivel de la laguna, transformándola en una potencial bomba de agua que podría arrasar con su comunidad en cualquier momento. La preocupación de Saúl lo llevó a que presente en 2015 una demanda contra la empresa alemana RWE, uno de los mayores emisores de dióxido de carbono del mundo. Saúl argumentó que la contribución de esta empresa al calentamiento global estaba directamente relacionada con el deshielo en la cordillera blanca y, por lo tanto, con el peligro que enfrenta Huaraz. Esta demanda, lejos de ser un acto de desesperación, marcó un hito en la historia de la justicia climática. Por primera vez, una víctima directa del cambio climático llevó a juicio a una gran empresa emisora, desafiando el statu quo y abriendo un camino que otros seguirían poniendo en el mapa mundial a Huaraz y a la Laguna Palcacocha, convirtiéndose en un símbolo de la justicia climática.
Desde 2017, el número de casos ha pasado de 884 a 2.180 en 2022, siendo Estados Unidos el país con el mayor número de litigios, aunque el fenómeno está ganando fuerza globalmente. Aproximadamente el 17% de estos casos se originan en países en desarrollo, incluidos los pequeños Estados insulares, lo que evidencia un alcance cada vez más global. Las acciones legales se han presentado en 65 jurisdicciones distintas, abarcando desde tribunales nacionales hasta órganos de las Naciones Unidas. Las razones detrás del aumento de estos litigios son variadas. Los seis tipos más comunes incluyen: litigios basados en derechos humanos, impugnaciones por la falta de aplicación de políticas climáticas, demandas para mantener combustibles fósiles bajo tierra, responsabilidades empresariales por daños climáticos, denuncias por falta de transparencia y adaptación, y acciones contra el greenwashing. En Perú, la normativa ambiental ha evolucionado para hacer frente a estos desafíos. La Ley Marco sobre Cambio Climático, aprobada en 2018, establece un marco legal para la adaptación y mitigación, reconociendo la vulnerabilidad del país ante este fenómeno.
La verdadera justicia climática no se logra solo con leyes; requiere la participación activa de la sociedad civil, de las comunidades locales y, en casos como el de la Laguna Palcacocha vs RWE, de individuos valientes dispuestos a demandar justica. Para quienes buscan seguir sus pasos en la lucha por la justicia climática, el camino puede ser difícil, pero como demuestra la historia de Saúl, es posible. El poder de la acción individual y comunitaria no debe subestimarse, y aunque el cambio climático es un desafío global, cada historia, cada caso, tiene el potencial de cambiar el mundo. Lectores, si quieren hablar conmigo de este o otros temas sígueme en mi cuenta X : @rossbarrantess, Gracias.
(*) Abogada Constitucionalista