Perú genera 21,000 toneladas de residuos sólidos cada día, pero casi la mitad de ellos termina en 1,500 vertederos clandestinos que contaminan el ambiente y afectan gravemente la salud pública. Con solo 52 rellenos sanitarios operativos en todo el país, capaces de gestionar el 53.5% de los residuos, la situación ha alcanzado un punto crítico. La falta de terrenos disponibles, los altos costos de construcción y los conflictos sociales, especialmente en zonas rurales y de la selva, hacen inviable seguir apostando por esta solución tradicional e insostenible.
Los rellenos sanitarios son un recurso limitado y generan problemas secundarios. Producen lixiviados que contaminan las fuentes de agua y liberan metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono. En lugar de construir más rellenos, Perú debe adoptar tecnologías avanzadas que minimicen el volumen de residuos y transformen los desechos en recursos.
Países como Dinamarca, Japón y China lideran el camino en este aspecto. Han implementado soluciones innovadoras como la incineración con generación de energía, que reduce hasta el 90% del volumen de los residuos mientras produce electricidad limpia. Dinamarca, por ejemplo, recicla o valoriza el 99% de sus residuos, enviando menos del 1% a rellenos. En China, miles de plantas de incineración abastecen a millones de hogares con energía renovable y al mismo tiempo disminuyen la carga ambiental.
En Perú, más del 50% de los residuos generados son orgánicos, lo que presenta una gran oportunidad para implementar tecnologías de compostaje y biodigestión, capaces de convertir estos residuos en fertilizantes y biogás. Asimismo, la pirolisis es una alternativa prometedora para tratar residuos agrícolas y forestales, transformándolos en biocombustibles y productos útiles como biocarbón. Estas tecnologías no solo mitigan el impacto ambiental, sino que también ofrecen beneficios económicos al generar empleo, reducir los costos de disposición final y fomentar la economía circular. El sector privado puede desempeñar un papel crucial en este cambio. Con incentivos tributarios y un marco normativo que fomente la inversión en soluciones sostenibles, se podrían multiplicar iniciativas similares en todo el país. Esto no solo reduciría la cantidad de residuos, sino que también posicionaría a Perú como un referente regional en innovación ambiental.
Declarar en emergencia la gestión de residuos sólidos es una medida urgente que permitirá priorizar soluciones efectivas, fortalecer la normativa ambiental y promover la sensibilización ciudadana. Con voluntad política, apoyo del sector privado y un compromiso colectivo, Perú puede superar esta crisis, transformar los residuos en recursos y avanzar hacia un futuro más limpio y sostenible. El momento de actuar es ahora. Gracias por leerme.
(*) Abogada Constitucionalista