Los denominados grupos caviares, que en su lenguaje podríamos denominarlos ‘Caviar Group’, coludidos con los grupos izquierdistas, conspiran contra los gobiernos constitucionales, a fin de desestabilizarlos, en busca de la «vacancia» para acceder al poder, para lo cual, bajo la apariencia de ayudar a los pobres, se las ingenian para aparecer en casi todas las protestas sociales y sindicales, desde donde agitan, no los reclamos gremiales, sino las consignas suyas para crear un clima de caos y desgobierno, poniendo en grave riesgo el sistema democrático, la constitucionalidad y el desarrollo del país. Individualmente, o mediante organismos no gubernamentales, se introducen en diferentes sectores del Estado, así como en otras instituciones sociales como partidos políticos (mayormente de izquierda), en medios de comunicación, etc, desde donde ejercen una presión cotidiana para lograr sus objetivos personales o de grupo. Este fenómeno lo han hecho notar claramente destacados excongresistas, connotados políticos, constitucionalistas, ex integrante del Tribunal Constitucional, el actual alcalde Lima, entre otros.
A estos personajes, se les denomina «caviares», porque se inspiran en aquellos grupos intelectuales franceses que aparecen en la década del 70 y a principios del 80, los cuales, a pesar de provenir de sectores pudientes (En algunos casos de la burguesía, y en otros, de la clase media alta), se declaran admiradores de los movimientos sindicales y de los sectores de izquierda. Su denominación parte del hecho de que estos «jóvenes revolucionarios», acostumbraban a celebrar sus reuniones con potajes especiales, como el caviar, que preparan con los huevos del pez esturión, que solo existe en los ríos de Europa y Asia, aunque la lingüista Martha Hildebrandt, anota que el término es de origen ruso, y que se denomina caviar a quienes aparecen como «presumidos y distinguidos», y que llevan una vida «de lujo y refinamiento», que también se expresa en su forma de hablar, con palabras estereotipadas, con lo que logran credibilidad y aceptación en determinados sectores políticos y sociales. En nuestro país, en las dos últimas décadas, se ha introducido esta denominación, primero en los niveles universitarios, luego en algunos sectores políticos, y ahora se habla de ellos en todos los estratos sociales.
Este grupo aglutina a diferentes sectores, que no solo buscan la desestabilización del sistema político, sino también, en simultáneo, pretenden alterar el sistema democrático y las normas correctas de convivencia social, cuando hablan de la famosa «igualdad de género», o cuando cuestionan la familia, pero promueven el matrimonio entre seres humanos del mismo género, y por su liberalismo se inclinan a la denominada «unión civil», entre otras. A esa grave amenaza, se suma también el hecho de que, si por un lado los caviares pretenden utilizar a los grupos de izquierda para lograr sus fines, por otro lado, simultáneamente, la izquierda (Incluidos muchas veces también los grupos violentista), está actuando, entre bambalinas, promoviendo el denominado movimiento procomunista «Socialismo del Siglo XXI», fundado en México, con presencia en Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia, y Argentina (Antes del presidente Milei), y el Perú también estuvo en peligro de caer en esa pendiente, que buscan hacerse del poder, con el pretexto de «defender a los trabajadores de la explotación». De manera que, por los dos lados, utilizando y manipulando las facilidades que les ofrece la democracia, pretenden acceder al poder, para imponer su ‘nuevo sistema socialista’, que conduce al estatismo, la autocracia, el desempleo, la pobreza extrema, la delincuencia y la corrupción generalizada, etc.
En nuestra época, en los predios universitarios, a principios de la década del 70, a estos caviares se les conocía simplemente como «niños bien», que «jugaban a la revolución», entre los cuales estaban, precisamente, los grupos izquierdistas que se hacían llamar de «Vanguardia…», porque los caviares reclamaban ser la vanguardia del proletariado, pero, actualmente, a más de 50 años, estos grupos se han transformado en diferentes tipos de organizaciones sociales y en entidades no gubernamentales que, según se conoce, algunas de ellas trabajan con el gobierno de turno que los acoja y con organismos internacionales, con la bandera del apoyo social («Ayuda a los pobres»), pero a los cuales solo utilizan para la foto, con el fin de promoverse ante sus financistas. Ante esta situación, es muy conveniente que los países democráticos de América, inicien una cruzada político-cultural, como la propuesta planteada por el presidente argentino, en una reciente conferencia denominada de «Acción Política Conservadora»-CPAC, que contó con la participación del alcalde de Lima, quien también expresó esa misma preocupación. Entonces, esa cruzada de Acción Político-Social, debería tomar en cuenta el Preámbulo de nuestra Constitución, que se inicia invocando a ‘Dios Todopoderoso’, y al respecto debe tomarse muy en cuenta la Palabra de Jesús cuando dice: «El que no está conmigo, contra mí está», por lo cual esa cruzada político-social debería considerar como centro de unidad a ‘Dios, Democracia, Libertad y Derechos Humanos de la Sociedad Americana’. Después de todo, la lucha será entre la Luz y la oscuridad, entre los buenos y los malos.