Por: Volodymyr Viatrovych / Ucrania – la frontera de la libertad

por | Nov 22, 2021 | Opinión

Hace casi un siglo, los Bolcheviques no podían asegurarse la victoria ni conservar el poder sobre el vasto territorio del Imperio ruso sin controlar Ucrania, que en ese entonces era la base de los recursos para toda la región. Los Comunistas consolidaron fuerzas aplastantes para destruir a la flamante e independiente República Popular Ucraniana que acababa de crearse en 1918. Ucrania perdió esta batalla, no obstante, la lucha por la libertad siguió. El mero hecho de que los territorios ucranianos no fueron anexados ni incorporados a Rusia, sino más bien integrados bajo la República Socialista Soviética de Ucrania mostraba que la guerra dejó exhausta a ambas partes. Sin embargo, ese status quo fue efímero.

A fines de 1920, Iósif Stalin se convirtió en la máxima autoridad en el Kremlin y se embarcó en un ambicioso programa para construir un estado totalitario. La gente en toda la Unión Soviética se indignó y salió a protestar y se amotinó en contra de las nuevas políticas de Stalin. La promesa revolucionaria “Tierra para los campesinos y fábricas para los trabajadores” se convirtió en una farsa porque el estado prohibió incluso las pequeñas empresas privadas. Las tierras de los campesinos volvieron a la esclavitud, esclavitud que se revelaba a través de la confiscación de inmuebles, de las existencias y a través de las restricciones a la libertad de tránsito. Por otra parte, las sublevaciones rurales amenazaban los planes de Stalin. Más de la mitad de las protestas fueron en Ucrania. El dictador comunista diseño una despiadada respuesta, generó una hambruna artificial.

En 1922-1933, varios millones de ucranianos perecieron luego de ser asolados por las tropas soviéticas que confiscaban no solamente el pan, sino que todo lo que fuera comestible revisando casa por casa. En junio de 1933 se morían alrededor de 24 ucranianos por minuto.

El diseño de Stalin no fue simplemente reprimir los movimientos de protesta; implicaba mucho más que eso. Los ucranianos finalmente habían logrado vivir la libertad luego de siglos de colonialismo ruso; por ende, sus protestas adquirieron una dimensión más allá de lo económico. El movimiento de liberación nacional no fue completamente eliminado a pesar de la ocupación

soviética. A modo de ejemplo, incluso los Comunistas ucranianos gestionaban sus propios programas de desarrollo que hacían hincapié en la soberanía de Ucrania, que era bien diferente a las políticas de Moscú. El renacimiento cultural ucraniano de los años 20 difundía ideas de libertad incluso dentro del marco soviético. Un refugio tan pequeño de pensamiento relativamente libre en la frontera occidental de la Unión Soviética era un obstáculo central en cuanto a la construcción de una sociedad totalitaria. Los planes de los Bolcheviques de una dominación global estaban condenados a fallar sin ese refugio. Quienes concebían un nuevo orden mundial no podían tolerar ninguna visión diferente de nadie, mucho menos de una república entera.

Ucrania fue convertida en un territorio de pruebas del imperio soviético donde la mecánica de la construcción de la ocupación y el totalitarismo fue testeada primero. Los Comunistas usaban estas prácticas. Los Comunistas usaron estas prácticas después en otros estados de Europa Central y Oriental conquistados durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.

El genocidio mediante la hambruna artificial produjo mutilaciones demográficas, culturales y mentales irreversibles. No obstante, el hecho de que Stalin fracasó en términos de lograr el sometimiento de todos los ucranianos evitó que el dictador modificase la configuración del mundo libre a su antojo. Los Comunistas quedaron exhaustos después de la Segunda Guerra Mundial y de oleadas de luchas militares con los insurgentes en Ucrania occidental y de las rebeliones en los campos de trabajo del sistema Gulag.

Aún así, lograron instalar los gobiernos títere pro moscovitas en la mitad de Europa, pero no había recursos para perpetrar un genocidio similar al Holodomor o purgas masivas como el Gran Terror de 1937-1938.

Los disidentes soviéticos como por ejemplo Vasyl Stus y Yevhen Sverstyuk, le contaban al mundo lo que estaba pasando detrás de la Cortina de Hierro. Estas personas eran parte de los pocos que impedían la pérdida completa de libertad en estas tierras.

No fueron los primeros ni los últimos. Incluso durante el Holodomor, los periodistas británicos Malcolm Muggeridge y Gareth Jones escribieron artículos sobre las atrocidades de la hambruna artificial en Ucrania. Miles de ucranianos que se escaparon de la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial, incesantemente le contaban a la gente en Europa, los Estados Unidos, Australia y los estados Africanos y Asiáticos sobre el genocidio desconocido – el Holodomor. Un sinnúmero de historiadores valientes, periodistas honestos y políticos responsables acudieron a ayudarlos. Finalmente, la Unión Soviética se vio forzada a reconocer la realidad de la hambruna incluso previo al colapso del imperio Comunista.

La verdad, que ya no podía ocultarse a pesar del blindaje informativo y que ya no podía apagarse a pesar de las millones de vidas que se cobró, se convirtió en un paso hacia la libertad. Es probable que sin la verdad, las represiones, torturas, secuestros y la opresión extrema de la libertad de expresión, hubieran continuado hasta el día de hoy.

Ucrania recuperó su independencia en 1991 y aún sigue tomando un camino enmarañado hacia la democracia, teniendo que superar las ofensivas contra los derechos humanos, la corrupción y el abuso de poder. No obstante, los ucranianos siguen siendo un puntal firme y sólido de la libertad europea. El totalitarismo se está recuperando gradualmente más al Este. La guerra en su contra es global. Se cobró un centenar de vidas durante el Euromaidán en Kyiv y, y la vida de miles de Ucranianos en una guerra contra la Rusia expansionista. Ucrania cree que el mundo no va a abandonar al pueblo valiente y comprometido, que no va a quedarse callado respecto a los crímenes rusos contra un país libre. Nuestro mensaje para con el mundo es la libertad. Vamos a luchar y defender la libertad.

 

(*) Historiador, Director del Instituto Ucraniano de la Memoria Nacional


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