El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, en sus primeros 100 días en el cargo, ha centrado su discurso en las relaciones a través del Estrecho, captando la atención tanto nacional como internacional.
Lai reiteró su compromiso con los principios de la paz, al mismo tiempo que mantuvo una postura firme sobre la disociación de Taiwán respecto a China continental.
Lai también abogó por la unidad interna de la isla, presentándose como un líder dispuesto a dialogar pero sin comprometer los valores fundamentales del país.
En eventos posteriores, como la celebración del centenario de la Academia Militar de Whampoa, Lai reafirmó la legitimidad de la República de China frente a los intentos de Pekín de apropiarse del legado militar.
El presidente subrayó la independencia de Taiwán, vinculando su identidad nacional con la moral de las fuerzas armadas, buscando así consolidar el apoyo interno y fortalecer la cohesión social en torno a la defensa del país.
Finalmente, el enfoque de Lai en la defensa nacional se refleja en la elección de un ministro civil y en las numerosas inspecciones militares que ha realizado. Estas acciones muestran su compromiso con la reforma militar y la modernización de las fuerzas armadas.
Además, ha introducido nuevas estrategias, como ejercicios militares más realistas y descentralizados, con el objetivo de reforzar la capacidad defensiva de Taiwán y su posición en la comunidad internacional.