El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, visitó diversos templos de Taipéi, Nueva Taipéi y Keelung, donde quemó varillas de incienso, elevó plegarias a las divinidades, y repartió bolsos de la fortuna entre los feligreses.
En Taipéi, el presidente visitó los templos Lungshan y Dalongdong Baoan; en Nueva Taipéi, los templos Chungfu, y Chulinshan Guanyin, entre otros, y en Keelung, el templo Ching-an.
Por la tarde se desplazó hasta la ciudad sureña de Tainan, donde prosiguió su recorrido de visitas a lugares de culto, con visitas al templo Tian Tan Tian Gong y otros.
En su primera parada, en el templo Longshan de Taipéi, el presidente pronunció un discurso en el que dirigió sus saludos festivos a todos los ciudadanos del país, deseándoles felicidad y prosperidad en este año de la serpiente.
Además, indicó que esta es la primera ocasión en que él y la vicepresidenta Hsiao Bi-khim realizan este tradicional circuito de visitas como las máximas autoridades de la nación.
Lai manifestó su deseo de que Taiwán disfrute en este nuevo año de un clima favorable, y de paz y prosperidad. El mandatario también señaló que la situación tanto nacional como internacional presenta numerosos cambios y desafíos.
No obstante, aseguró que, mientras el país se mantenga unido, cualquier dificultad podrá superarse, lo que permitirá a Taiwán seguir progresando.