El hospital, que busca beneficiar a más de 450.000 habitantes, ha sufrido problemas de corrupción y mala gestión, impidiendo su finalización desde 2012.
La construcción del Hospital Antonio Lorena en Cusco sigue pendiente después de 11 años, debido a corrupción, mala gestión y problemas legales. Iniciado en 2012, este proyecto pretendía mejorar la atención de salud para más de 450.000 personas. Un consorcio extranjero firmó la obra con la promesa de concluirla en 2024, y el monto final de inversión superaría los S/900 millones.
La construcción del hospital, inicialmente prevista para 2014, fue adjudicada con un presupuesto de S/291 millones bajo la administración de Ollanta Humala. La obra fue otorgada al consorcio OAS, que luego se vio implicado en el caso de corrupción Lava Jato. En 2015, se rescindió el contrato con OAS debido a deficiencias y retrasos, dejando la obra inconclusa y con menos del 50% de avance.
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Intentos de reactivar el proyecto han incluido un acuerdo entre Perú y Francia en 2020, lo cual aumentó el presupuesto debido a problemas estructurales que exigieron reconstrucción y mejora de la infraestructura.
Costo final y actual empresa a cargo
Para completar el Hospital Antonio Lorena se requerirán más de S/900 millones, debido a la demolición de trabajos mal ejecutados y la construcción bajo nuevos estándares. La obra, que ahora se encuentra a carga de un consorcio uruguayo-argentino, está programada para entregarse en noviembre de 2024.
El exministro de Salud Jorge López anunció en 2022 que el nuevo contrato contemplaba un cronograma de 24 meses y una inversión que supera los S/900 millones. «Contará con más de 300 camas hospitalarias, una sala de operaciones, banco de sangre, emergencia, etc. Todo lo que corresponde a un hospital nivel III», afirmó López, explicando el impacto positivo esperado en la atención sanitaria en Cusco.
Obstáculos que paralizaron la construcción
Diversas entidades de control atribuyen los retrasos a corrupción y mala administración. Las investigaciones señalan presuntos sobornos millonarios, involucrando al expresidente regional Jorge Acurio Tito ya la ex primera dama Nadine Heredia. A pesar de cobrar aproximadamente S/200 millones, el consorcio inicial dejó el proyecto sin terminar.
En 2020, el gobierno peruano buscó relanzar el proyecto mediante un acuerdo con Francia para asegurar transparencia y eficacia en la ejecución. No obstante, se presentaron problemas técnicos adicionales como hundimientos y grietas, sumados a las complicaciones generadas por la pandemia de COVID-19, que dificultaron aún más la finalización del hospital.