El popular personaje, interpretado por Alan Castillo, fue amenazado en Jirón de la Unión, Lima, pero los espectadores intervinieron para apoyarlo y evitar que el incidente se saliera de control.
Alan Castillo, conocido por su personaje Robotín, pasó por un momento de tensión durante uno de sus espectáculos callejeros en el concurrido Jirón de la Unión. Mientras desarrollaba su acto, un hombre se acercó de forma abrupta y lo acusó de haberle amenazado a través de redes sociales, alzando la voz para decir: «Ahora, amenázame». El comediante, sorprendido por el inesperado enfrentamiento, intentó calmar al intruso, respondiendo: «Ahorita no, manito, estoy trabajando». La intervención del público fue clave para frenar cualquier posible acto de violencia, solidarizándose con el «hombre de hojalata» y defendiéndolo ante la situación.
Según el programa «Magaly TV, La Firme«, el hombre, visiblemente alterado, lanzó una amenaza adicional antes de retirarse: “Te voy a volver a ver”, lo que generó una atmósfera de incomodidad entre los presentes. A través de un video difundido por el medio, se puede observar el momento exacto de la confrontación, donde el hombre insiste en su actitud desafiante hacia el comediante callejero.
Este incidente ocurre en un contexto en el que Castillo también ha estado en la mira de la prensa debido a su relación con su excompañera de escenario y expareja, Robotina, quien en su momento colaboró en sus shows. En recientes declaraciones, Robotín comentó que la relación entre ambos se ha vuelto distante, asegurando que sus diferencias personales y profesionales los han llevado a tomar caminos separados. Aunque ambos intentaron mantener una relación cordial para sus espectáculos, Castillo mencionó que el interés de Robotina en trabajar juntos podría estar relacionado con la intención de aumentar la popularidad de su propio circo.
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En un ámbito tan expuesto al escrutinio público, incidentes como el vivido por Castillo en Jirón de la Unión evidencian los riesgos y complejidades de la vida de los artistas callejeros. La intervención del público, que evitó un desenlace mayor, subraya el vínculo que estos artistas logran construir con sus espectadores. A su vez, refleja el alcance y las posibles consecuencias de los conflictos que nacen en redes sociales y que, en algunos casos, pueden trasladarse a la vida real de manera inesperada.