Hay veces en las que los niños que suelen ser tranquilos e incluso se les etiqueta de encantadores y sensibles, pero de repente experimentan una explosión de ira en la que el pequeño no entra en razón. Parece que se ha enfadado por nada. Son niños tranquilos que tienen explosiones de mal genio.
Al igual que los adultos, son muchas las situaciones en las que los niños pueden llegar a enfadarse. La ira es una emoción normal y aceptable que ocurre por un motivo, el cual debemos conocer y comprender.
POR QUÉ PUEDEN LLEGAR A ENFADARSE LOS NIÑOS
Detrás del comportamiento de los niños tranquilos que tienen explosiones de mal genio siempre hay una emoción que sienten de forma muy intensa. Así, el niño puede tener un estallido de ira porque en ese momento se siente frustrado. Esta frustración la pueden manifestar de diferentes maneras según en la etapa evolutiva en la que los pequeños se encuentren. De este modo:
– En la primera infancia. Pueden tener impulsos de ira que les haga responder en forma de golpes, empujones, mordiscos, gritos, etc. Es la manera en la que los niños tan pequeños pueden comunicar su frustración y ansiedad.
– De los 3 a 7 años. Los niños aprenden a identificar las emociones básicas en ellos y en los demás. Serán capaces de usar la palabra para ello, pero es frecuente que se recurran a anteriores conductas para comunicarse como: tirar juguetes, golpear o empujar.
– De los 7 a los 10. Los niños adquieren habilidades lingüísticas más complejas que la mayoría manejan con facilidad. Los niños que aún tiene dificultades para hablar o para manejar su impulsividad seguirán usando conductas como: gritar, usar la fuerza o no cumplir las normas. Además, en esta etapa los niños pasan por su adolescencia de la primera infancia donde el niño empieza a buscar ser más independiente. En esta búsqueda sobrevalora sus capacidades e intenta hacer cosas por encima de su nivel madurativo por lo que es muy probable que se den más momentos de frustración.
– Adolescencia. En esta etapa aparecen nuevos tipos de estímulos que pueden provocar sentimientos de frustración como la necesidad de intimidad, la independencia en su totalidad, más “exigencia” en las relaciones sociales. La manera de expresarlo en esta época es negándose a verbalizar lo que le pasa o con impulsos de violencia arrojando objetos, rompiendo cosas, etc.
CONSEJOS
- El modo en que los padres responden a las situaciones emocionales por las que pasa el niño influye para que los pequeños aprendan a manejar de manera significativa sus propias emociones. Por ejemplo, si el niño siente que le comprenden y que sus padres van más allá de su conducta impulsiva atendiendo la emoción que ha provocado su conducta, se sentirá más capaz de resolver la situación y calmarse rápidamente.
- Estimular la adquisición de habilidades como la empatía, hacer inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente, enseñar hábitos de control efectivo del estrés como hacer ejercicio, escuchar música, pensar en cosas positivas y en general todo tipo de actividades que les pueda mantener alejados de lo que pueda enfadarles.