Otros estudios han documentado problemas en el sistema inmunológico de los astronautas
Las misiones espaciales han sido motivo de asombro y admiración desde la era del Apolo, pero con ellas también vienen desafíos significativos para la salud humana. Mientras los astronautas que participaron en misiones cortas, como las del programa Apolo, han demostrado una sorprendente longevidad, las misiones más largas, especialmente las futuras expediciones a Marte, presentan riesgos mucho más serios.
El ex astronauta del Apolo 8, William Anders, quien tomó la icónica foto de la Tierra desde la Luna en 1968, falleció recientemente a los 90 años en un accidente de avioneta, no por causas relacionadas con su tiempo en el espacio. Otros astronautas de esa época, como Buzz Aldrin y Jim Lovell, siguen vivos a los 94 y 96 años respectivamente. Este tipo de longevidad respalda estudios recientes que sugieren que las misiones cortas al espacio no causan problemas de salud significativos en personas previamente saludables.
Sin embargo, una compilación exhaustiva de estudios sobre los efectos del entorno espacial en el cuerpo humano, publicada en la revista Nature, revela que las misiones más largas son una historia diferente. Aunque la mayoría de las alteraciones de salud remiten tras el regreso a la Tierra, el daño renal causado por la exposición prolongada a la radiación espacial podría ser permanente, poniendo en peligro misiones futuras a Marte.
Desde los años 70, se sabe que la falta de gravedad y la radiación en el espacio pueden causar pérdida de masa ósea, debilitamiento del corazón y la vista, y formación de cálculos renales. Para mitigar estos efectos, los astronautas realizan ejercicios físicos regularmente mientras están en el espacio. No obstante, los vuelos espaciales prolongados, como los previstos para Marte, plantean nuevos retos.
Un estudio significativo que utilizó datos de los gemelos astronautas de la NASA, Scott y Mark Kelly, mostró que Scott, quien pasó un año en la Estación Espacial Internacional (ISS), experimentó alteraciones en la expresión de sus genes, la longitud de sus telómeros y la composición de su microbioma. Aunque su ADN no cambió sustancialmente, estos y otros cambios en su salud subrayan los riesgos de los vuelos espaciales largos.
Los vuelos a la órbita terrestre baja (LEO) ofrecen cierta protección gracias al campo magnético de la Tierra, pero los viajes más allá, como los de las 24 personas que han ido a la Luna, exponen a los astronautas a la radiación cósmica galáctica (GCR). Un viaje a Marte, que podría durar al menos tres años, expondría a los astronautas a esta radiación por un período mucho más largo.
Un estudio reciente de la University College London (UCL), publicado en Nature Communications, examinó los efectos de la radiación espacial en los riñones. La investigación mostró que tanto en humanos como en ratones, la exposición prolongada a la radiación espacial causa daños permanentes en los riñones. Los ratones expuestos a condiciones de radiación equivalentes a 2,5 años en el espacio sufrieron daños renales irreversibles.
Keith Siew, autor principal del estudio, advierte que sin nuevas formas de proteger los riñones, un astronauta podría necesitar diálisis durante el viaje de regreso de Marte. «Los riñones tardan en mostrar signos de daño por radiación; cuando esto se haga evidente, probablemente sea demasiado tarde para evitar el fracaso renal», afirmó Siew.
Stephen B. Walsh, coautor del estudio, sugiere que los medicamentos desarrollados para proteger a los astronautas podrían también beneficiar a pacientes en la Tierra, especialmente aquellos sometidos a altas dosis de radioterapia.
Además de los problemas renales, otros estudios han documentado problemas en el sistema inmunológico de los astronautas que viajan a la ISS, incluyendo infecciones y reactivación de virus latentes. Cambios en la expresión genética y en la coagulación sanguínea son comunes. Aunque la mayoría de estos cambios se revierten tras el regreso a la Tierra, algunas alteraciones persisten durante meses.
La salud en el espacio es un campo de investigación crítico para el futuro de la exploración espacial. Mientras la humanidad se prepara para misiones más largas y ambiciosas, como el viaje a Marte, comprender y mitigar estos riesgos es esencial para el éxito y la seguridad de los astronautas.