Además, la aprobación de Dina Boluarte y el Parlamento sigue en caída libre.
El descontento de la ciudadanía hacia nuestras autoridades políticas continua en un punto crítico al mes de enero. Una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), correspondiente a enero de este año, revela que el descontento ciudadano hacia la presidenta Dina Boluarte y el Congreso alcanza niveles alarmantes. La desaprobación hacia Boluarte se mantiene en un 90%, mientras que solo el 6% de los encuestados la aprueba.
Desde mayo de 2023, su desaprobación no ha bajado del 90%, salvo en agosto, cuando llegó al 88%. Este rechazo es más pronunciado en los sectores socioeconómicos C, D y E, con 93% de desaprobación en zonas urbanas y las macrozonas norte y sur. En sectores A y B, el rechazo también es elevado, alcanzando el 88%.
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El Congreso de la República enfrenta un panorama similar, con una desaprobación del 91% y apenas un 5% de respaldo. Los niveles A, B y C concentran las mayores críticas hacia esta institución. Además, la desaprobación al Legislativo trasciende ideologías: el rechazo alcanza el 93% en ciudadanos de izquierda y centro, y un 90% en los de derecha.
El Parlamento está envuelto en un escándalo tras la investigación del Ministerio Público por una presunta red de prostitución, relacionada con el asesinato de una extrabajadora. Pese a la gravedad de las acusaciones, el Congreso ha optado por minimizar el hecho, calificándolo como un caso más de inseguridad ciudadana.
Por su parte, el burgomaestre de Lima, Rafael López Aliaga, tampoco logra revertir su imagen negativa. La encuesta señala que el 55% de los limeños desaprueba su gestión, especialmente mujeres y mayores de 40 años. Los sectores socioeconómicos C, D y E muestran las mayores tasas de rechazo, con niveles que oscilan entre 53% y 58%. Incluso entre quienes se identifican como de derecha, la desaprobación alcanza el 50%.
Solo un 34% de los ciudadanos respalda al alcalde, principalmente hombres, jóvenes de 18 a 24 años y sectores A y B. A pesar de sus promesas en campaña de convertir a Lima en una “potencia mundial”, la ciudad enfrenta altos índices de delincuencia.