Javier Valle Riestra
Juan de Dios Olaechea, presidente de Ferrovías Central Andinas, ha demostrado, al poner en marcha locomotoras a gas de 24,500 HP, ser un visionario y un gran empresario. El ferrocarril no ha muerto. Lo interesante es que se sigue la ruta trazada por Henry Meiggs (New York 1811- Lima 1877), hace ciento treinta y cinco años.
El 19 de enero de 1870 tuvo lugar la ceremonia de la colocación de la primera piedra de la estación en Monserrate, justamente en el lugar donde se bautizaron hace unos años las novísimas locomotoras.
El presidente Baltasar empujó un martillo de plata, se acuñaron medallas conmemorativas y fue servido un banquete para ochocientas personas. El ferrocarril de Meiggs siguió la ruta Lima-Chosica, a 54 kilómetros del Callao y 850 metros sobre el nivel del mar, comenzando la línea a ascender paralelamente al río.
A 22 kilómetros de Chosica se encuentra San Bartolomé y hasta allí siguieron los rieles, a 1,500 metros para subir luego más, mientras abandonaban el curso del río y serpenteaban. Se construyó el puente Verrugas, retrocedió la línea y llegó a Matucana en plena Sierra, a 103 km.
Del Callao y 2,370 metros sobre el mar, a 22 km. más se halla San Mateo. Las dificultades económicas de la empresa y las del país, detuvieron la obra en agosto de 1875, cuando los rieles llegaban a Chicla, a 142 Km. del Callao; no obstante que la línea había sido abierta al tráfico, entre Lima y San Bartolomé, en setiembre de 1871.
El ferrocarril a La Oroya subió en una extensión de ochenta leguas a una altura de 2.800 metros sobre el nivel del mar, y llega en Ticlio a los 5.320 metros; constituye una hazaña de la técnica que dio al Perú el ferrocarril más alto del mundo.
Tiene este ferrocarril 61 puentes con un largo de 1.832 metros en total y 65 túneles con un total de 9.140 metros. Toda clase de elementos y de provisiones necesitó ser transportada a un terreno abrupto, rodeado de montañas que caen verticalmente.
Hierro y Carbón vinieron de Inglaterra. Los puentes, maquinarias y equipo fueron construidos en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. La madera llegó también de USA. Algunas provisiones viajaron de allí y de Chile.
Diez mil hombres trabajaron en la obra, la mitad de ellos chinos y el resto peruanos y chilenos. Para reclutar a los peones asiáticos, barcos especiales viajaron a Macao.