En las rondas también están incluidos estudiantes universitarios
En el corazón de Piura, las rondas campesinas se erigen como guardianes de los recursos naturales, enfrentando con determinación cualquier amenaza que ponga en peligro el equilibrio ambiental. Encabezadas por Santos Montalván, estas comunidades han levantado su voz en contra de la minería irresponsable, sea esta formal o informal.
En diálogo con el medio local Cutivalú, Montalván dejó en claro que su postura es clara y unificada: la protección del medio ambiente es su prioridad. No se trata de oponerse a la minería en su totalidad, sino de garantizar que esta se desarrolle de manera sostenible, sin comprometer las fuentes de agua y los ecosistemas frágiles de la región.
El presidente de las rondas campesinas desmintió las acusaciones de apoyar la minería ilegal, reiterando que su rechazo se extiende a cualquier actividad minera que atente contra la vida y el entorno natural. Esta postura, sostiene, no distingue entre formal e informal, ya que ambos modelos pueden tener impactos negativos si no se realizan de manera responsable y regulada.
Montalván insta a las autoridades a pasar de las palabras a la acción, protegiendo verdaderamente el medio ambiente y la vida de las comunidades locales. Señala la incoherencia entre el discurso oficial y la realidad de la actividad minera en la región, exigiendo un compromiso genuino con la preservación del entorno.
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En este contexto, denuncia los intentos de la empresa minera Río Blanco de imponer su proyecto sin contar con el respaldo de las comunidades afectadas. Ante esta situación, las rondas campesinas se preparan para una movilización regional en rechazo a esta iniciativa, programada para finales de julio.
El rechazo a la presencia de Río Blanco en eventos ambientales recientes evidencia el sentir de la población, que ve con desconfianza los intentos de la empresa por presentarse como defensora del medio ambiente. La participación de estudiantes locales con indumentaria promocional de la minera generó indignación en la comunidad, que exige coherencia y responsabilidad por parte de las autoridades.
Desde hace más de una década, la resistencia de las comunidades de Ayabaca y Huancabamba ha sido firme contra el avance de la actividad minera. El deseo de preservar sus territorios y recursos naturales ha sido el motor de su lucha, enfrentando con valentía los intereses económicos que amenazan su entorno.
Las rondas campesinas de Piura representan un ejemplo de resistencia y compromiso con la protección del medio ambiente. Su lucha trasciende lo local, recordándonos la importancia de cuidar y preservar los recursos naturales para las generaciones futuras. La movilización regional que se avecina es un recordatorio de que la unión y la determinación pueden hacer frente a cualquier amenaza, por más poderosa que sea.