Por: German Lench Caceres
El equipo económico del Ministerio de Economía viene adoptando acciones para corregir el déficit fiscal que está en 2.0% del PBI.
Con la política económica debemos crecer 4.5% en el PBI y el 2019 fue 2.16%; no tenemos equilibrio fiscal; en la Balanza de Pagos, hay que aplicar políticas que ayuden a preservar el equilibrio externo de la economía en el largo plazo. La balanza de pagos es el reflejo de nuestra canasta exportadora poco diversificada.
Hace falta políticas para impulsar nuevos motores de crecimiento y reduzcan nuestra exposición a factores externos. Se necesita transformar las exportaciones incorporando conocimiento e incentivar el sector manufacturero (sector que multiplica empleo e ingresos), y de servicios, mediante un tipo de cambio real y la combinación de políticas comercial e industrial.
La consolidación fiscal debe controlar el gasto, tener una recaudación efectiva de impuestos y aumento de tributos a la riqueza y oligopolios, cobrar impuestos a los que evaden y pagan poco, más que por la reducción del gasto público; la política fiscal restrictiva debilita el crecimiento. No pensemos solo en la Caja Fiscal, recuperemos el dinamismo de la inversión privada y pública.
La falta de derrotero en la economía es la dolencia que padecemos. Aplicamos una política de Cajeros y de baja inflación sin proponer que hacer para el mediano y largo plazo. Carecemos de planificación estratégica, prevención y visión de futuro.
Hay que reformar el sistema financiero mediante la Banca de fomento, para dar créditos a la pequeña y mediana agricultura e industria.
Reformar la SUNAT por su manera de recaudar, fortalecer la Unidad de Inteligencia Financiera, eliminar gastos improductivos del presupuesto de la República.
La ministra María Antonieta Alva debe entender que para bajar el déficit fiscal hay que atacar la baja recaudación tributaria o el alto nivel del gasto público de mala calidad e improductivo (crecimiento de la planilla estatal).
Para recuperar el crecimiento económico se requiere la participación del Estado en la economía, diferente a la actual; modificar nuestra inserción en la economía mundial, ya que la dinámica económica y los objetivos de empleo y bienestar social no pueden ser dejados al libre mercado, que es la causa de nuestros problemas.
El libre mercado y la política antinflacionaria no generan condiciones rentables a la inversión productiva. En el contexto de la liberalización financiera, el libre mercado genera ganancias financieras de corto plazo y no se encamina a configurar condiciones de crecimiento sostenido.
Papadimitriou, Wray y Nersisyan (2001) dicen que «la mejor economía no es aquella que está abandonada a la mano invisible del mercado no restringido. Nuestra seguridad nacional e individual no debe ser dejada a la suerte de la búsqueda privada de la máxima ganancia».
El bajo crecimiento del PBI es por la liberalización financiera y la política económica que lo acompaña.
El Estado debe intervenir y regular la actividad económica para garantizar las condiciones de un crecimiento sostenido de la economía; asegurar la asignación de recursos a favor de la esfera productiva,regular su comportamiento, para evitar especulación contra la actividad económica.
Debemos conocer la política económica que permita planificar las inversiones públicas y empresariales para el mediano y largo plazo, que genere empleo productivo y disminuya la informalidad.
El bajo crecimiento del PBI 2020 que puede llegar al 2.5% estará justificado por la Ministra de Economía no por falta de una política económica coherente sino por el corona virus.
(*) Economista