Por Ricardo Sánchez Serra
Los políticos peruanos están en un proceso de autodemolición alarmante, solo se queman, solo se autoeliminan, solo se desprestigian y ¿quiénes salen ganado? El desgobierno, el caos, los outsiders.
El presidente Martín Vizcarra está en campaña en la lucha contra la corrupción y quiere reformar las estructuras del Estado, anquilosadas por las viejas mañas de los burócratas, que no quieren desprenderse del poder y sus influencias.
El Poder Judicial debe ser reformado, en eso estamos todos de acuerdo. Hay que darle forma, hay que reorganizarlo de manera democrática para evitar la vuelta al pasado. Hay que hacerlo bien.
Asquean los contenidos de los audios, la corrupción, el lenguaje, el involucramientos de magistrados, políticos, empresarios, que configuran una sociedad enferma, y que no cesan, día a día hay más estiércol.
A ello se suma la guerra sin cuartel entre el Legislativo y Ejecutivo. Ambos quieren demostrar quien tiene más peso, más poder, y por ello se pechan, se presionan, los medios de comunicación ganan rating con los dimes y diretes triviales, que solo hacen daño a la gobernabilidad y la democracia.
El presidente debe gobernar y dejarlo gobernar, el Parlamento debe legislar. Más elemental no puede ser.
Se requiere un Congreso eficaz, con dos cámaras, senadores y diputados y que no aumente el erario nacional con esa reforma. La no reelección de congresistas es inviable, no funciona, por más que el pueblo “quiera”. ¿Renovación por tercios? Alejado de nuestra realidad.
La reforma electoral es también prioritaria. Los políticos actuales solo piensan en el ahora, no en el mañana, por eso son politiqueros, egoístas y vanidosos, y no estadistas. Fortalezcan los partidos políticos, que se democraticen y legislen sobre su financiación.
El Perú saldrá, sin duda, de esta crisis. Pero, ¿a qué costo? ¿Se está esperando que la economía se deteriore? ¿Qué se aleje a los inversionistas? Esta distracción favorece a los terroristas y narcotraficantes del VRAEM, a los mineros ilegales, a los taladores ilegales, a los delincuentes. Una sensación de falta de autoridad favorece solo a los villanos.
¿En dónde están los políticos honestos, patriotas? La crisis no debe continuar. La anarquía está a la puerta y ni qué profetizar cómo sería el próximo gobierno, el de un outsider improvisado y un retroceso alarmante en lo democrático y económico.
Bien que se haya convocado al Acuerdo Nacional, las políticas de Estado deben continuar y salir de este atoro político. Funcionó bien durante el gobierno de Valentín Paniagua. Dialogar es la solución, cara a cara y no a través de los medios destilando odio e intolerancia.
No entro en el juego de palabras, dañino además del exmandatario Alan García: “Usted tiene la legalidad accesitaria, no actúe como si tuviera la legitimidad…”. El confunde y vencerás ya no funciona y más viniendo de un político que ya fue.
Vizcarra es un presidente legítimo, con todas las facultades que le brinda la Constitución. No se debe mellar la institución presidencial.