En conmemoración a las víctimas y los sobrevivientes de la tragedia en Hiroshima, se ha decidido, este año, otorgar el Nobel de la Paz 2024 a lo que nunca más se debería repetir en la humanidad
Los habitantes de Hiroshima, al igual que los sobrevivientes, fueron recompensados con el Premio Nobel de la Paz 2024 por continuar luchando para que el mundo no olvide los horrores de los bombardeos atómicos de 1945. Estos ataques, los únicos con armas nucleares en la historia, devastaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, dejando cientos de miles de víctimas.
Susumu Ogawa, quien tenía cinco años cuando la bomba fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, perdió a varios miembros de su familia en ese bombardeo, entre las 140,000 personas fallecidas. Aunque tiene pocos recuerdos de ese día, Ogawa reconstruyó los hechos a través de los testimonios de otros sobrevivientes. Expresó que las armas nucleares deberían ser abandonadas para siempre, dado el terrible sufrimiento que causaron.
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En un recorrido por el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima, Kiyoharu Bajo, de 69 años, resaltó la importancia de que el Premio Nobel sirva para difundir las experiencias de los sobrevivientes, conocidos como hibakusha, quienes tienen una edad media de 85 años. Bajo, nacido 10 años después del bombardeo, teme que las nuevas generaciones pierdan el contacto con este trágico capítulo de la historia si no se educa adecuadamente a los jóvenes.
Día de la tragedia
Tres días después del ataque a Hiroshima, el 9 de agosto de 1945, una segunda bomba fue lanzada sobre Nagasaki, matando a unas 74,000 personas. El grupo Nihon Hidankyo, fundado en 1956, ha dedicado décadas a narrar las historias de los hibakusha y a abogar por un mundo sin armas nucleares. Shigemitsu Tanaka, uno de sus copresidentes y sobreviviente de los bombardeos, destacó que el mensaje de los primeros miembros del grupo ha calado profundamente a pesar de las dificultades y discriminación que enfrentaron.